México, D.F.-
El Departamento de Estado de Estados Unidos y el Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) espiaron durante casi dos décadas al escritor mexicano Carlos Fuentes, y consiguieron en varias ocasiones rechazar de manera deliberada sus aplicaciones de visa para entrar a ese país.
En documentos públicos del FBI a los que tuvo acceso EL UNIVERSAL, se revela el seguimiento intensivo que el gobierno estadounidense realizó a las actividades del novelista en varios países.
Los memorándums internos del FBI y del Departamento de Estado señalan a Fuentes como un personaje con un “largo historial de conexiones subversivas”, y documentan sus viajes a países con regímenes comunistas como Cuba y a la zona de la llamada Cortina de hierro, que dividía a la Europa Occidental del bloque comunista tras la Segunda Guerra Mundial.
Entre las décadas de los 60 y 70, al laureado escritor le fueron negadas visas de entrada a Estados Unidos, debido a su militancia en el Partido Comunista de México, según los cables del FBI.
Sin embargo, Fuentes logró entrar en diversas ocasiones a Estados Unidos. “El proceso que él [Carlos Fuentes] siguió para poder entrar al país fue obtener un pasaporte oficial mexicano y posteriormente una visa diplomática en la embajada de EU en México”.
A lo largo de dos décadas de comunicaciones internas entre las agencias de seguridad estadounidenses, fue descrito como un escritor con vínculos marxistas y una postura “fuertemente antiamericana”.
En los archivos aparecen reportes periodísticos de 1962, cuando a Fuentes se le negó una visa de EU para participar en un debate televisivo con Richard Goodwin, entonces secretario de Estado asistente para Asuntos Interamericanos del presidente John F. Kennedy.
Los cables muestran cómo desde Washington se giraban instrucciones a la embajada de EU en México para detener y retrasar cualquier aplicación de visa a Carlos Fuentes.
En las 170 páginas de información hay invitaciones que Fuentes recibió para participar en debates en las universidades de Michigan y Toronto.
Aunque las agencias no obtuvieron información sobre su participación en estos eventos, buscaron incasablemente datos sobre su paradero con el objetivo de usar esa invitación para negar futuras visas pues, de haber asistido, habría violado los términos de ingreso.
Para obtener información sobre las actividades del novelista, el FBI incluso acudió a las hemerotecas de diarios como “The New York Times” y “New York Herald Tribune”.
Un documento de finales de 1965 revela también una solicitud del FBI a los servicios de inteligencia francesa para monitorear movimientos de Fuentes, quien visitaba ese país con regularidad. En una ocasión, el escritor solicitó una visa en la embajada de EU en París, pero después canceló el trámite como protesta.
En otro hecho que generó gran cobertura mediática, se señala que por instrucciones del Departamento de Estado a Fuentes se le negó la entrada a San Juan, Puerto Rico, a finales de los 60, cuando arribaba en un navío que provenía de Barcelona hacia Veracruz.
En un cable del Departamento de Estado se detalla que varios muralistas e intelectuales mexicanos, incluido David Alfaro Siqueiros, planeaban realizar una “enérgica protesta” ante este hecho.
En declaraciones a medios mexicanos, Fuentes dijo que había sido “tratado como un criminal”. El FBI calificó el hecho como “mala publicidad para el gobierno de EU”.
En los 70, le fue otorgada una nueva visa para enseñar literatura en las universidades de Nueva York y Columbia para el año escolar 70-71. Sin embargo, el escritor renunció: “Como protesta en contra de los recientes ataques aéreos en Vietnam del Norte, renuncio a mi puesto en su staff, debido a que me resulta imposible hablar serenamente de literatura cuando los imperialistas norteamericanos asesinan a mujeres y niños”.
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