Popularmente conocidas como “Lágrimas de San Lorenzo”, las perseidas comenzarán a manifestarse en la lluvia de estrellas más famosa del año, ante miles de observadores alrededor del mundo, durante las últimas horas del 11 de agosto y toda la madrugada del día 12.
El espectáculo deslumbrante de meteoros cruzará fugazmente la bóveda celeste dejando tras de sí un luminoso rastro. En la país podrá observarse donde el cielo se encuentre despejado, de acuerdo con la sociedad astronómica “Urania” del estado de Morelos.
“El momento para mirar será durante las horas de oscuridad, antes del amanecer del martes 12 de agosto. Debería haber bastantes meteoros, tal vez uno o dos por minuto”, detalló Bill Cooke, de la Oficina de Medio Ambiente de Meteoroides de la NASA.
Este año, la Luna que se ocultará cerca de la medianoche no bloqueará el brillo de los meteoros más débiles, lo que incrementará la espectacularidad del fenómeno.
Los cazadores de meteoros expertos comenzarán su guardia temprano, el lunes 11 de agosto por la noche, alrededor de las 9:00 pm, cuando la constelación de Perseo salga por el Noreste.
Este es el momento para buscar los meteoros perseidas que se acercan desde el horizonte y rozan la atmósfera como piedras que saltan sobre la superficie de un lago.
“Las estelas de los meteoros que rozan la Tierra son largas, lentas y coloridas y constituyen una de las clases de meteoros más bellos”, dijo Cooke.
Aun sin saber identificar las constelaciones, casi con seguridad podremos mirar una perseida siempre y cuando las condiciones meteorológicas sean propicias pese a vivir en una zona urbana iluminada.
Durante un rato, la Luna en fase creciente interferirá con la perseidas y el resplandor del astro no permitirá ver excepto los meteoros más brillantes.
No obstante, la situación se revertíra a las 02:00 horas del martes 12 de agosto, cuando la Luna desaparezca y deje detrás un cielo oscuro para las perseidas.
La lluvia se levantará en la oscuridad, salpicando el cielo con docenas y tal vez cientos de meteoros hasta el alba. Para obtener mejores resultados, “aléjese de las luces de la ciudad”, aconsejó Cooke.
Las perseidas más brillantes se podrán ver desde las ciudades, mencionó, pero las ráfagas más espectaculares, compuestas por meteoros tenues y delicados, sólo se podrán observar en las zonas rurales.
El primer registro de este hecho proviene de China en el año 36 de nuestra era; posteriores registros hay de los siglos VIII, IX, X, y XI provenientes de China, Corea y Japón.
En los siglos XII y XIX existen nuevos reportes esporádicos del fenómeno y no es sino hasta 1835 cuando se realiza la primera observación científica de las perseidas, por parte del observador belga Quetelet, quien descubre que los meteoros de las Perseidas surgen de la constelación de Perseo.
En 1839, el astrónomo Edward Heis realizó el primer registro por hora de las perseidas, contabilizando más de 160 cada 60 minutos.
Entre 1864 y 1866, el astrónomo italiano Virgilio Schiapa Relli realizó observaciones de las perseidas, que las relacionaban con la aparición del cometa Swift tuttle (1862 III), descubriendo la relación que existe entre otras lluvias de estrellas con los cometas.
Schiaparelli estableció que lo que veíamos arder en la Tierra como estrellas fugaces durante las perseidas eran sencillamente los restos del cometa Swift tuttle distribuidos a lo largo de su órbita.
De acuerdo a la NASA, el origen de esta lluvia es el cometa Swift-Tuttle. Aunque el cometa se encuentra alejado de la Tierra -actualmente está ubicado más allá de la órbita de Urano- una cola de escombros de éste se extiende a través de todo el camino de regreso a la Tierra.
Al cruzar dicho camino en agosto, la Tierra interceptará partículas de polvo del cometa que chocarán con la atmósfera a 212 mil kilómetros por hora.
A esa velocidad, incluso el más pequeño fragmento de polvo produce una vívida estela luminosa cuando se desintegra, una estrella fugaz. Debido a que los meteoros del cometa Swift-Tuttle aparentemente salen de la constelación de Perseo, se les llama “perseidas”.
Las perseidas han presentado en los últimos años una disminución en el número de meteoros por hora estimados en promedio en un número de 80, luego del paso reciente del cometa Swift-tuttle en 1992, cuyo periodo es de 120 años, por lo general las lluvias de estrellas aumentan su actividad con el paso cercano de su cometa de origen por el Sol.
Así, en 1993, durante la lluvia de agosto de ese año, observadores europeos reportaron hasta 500 meteoros por hora.
Las partículas que componen las perseidas son del tamaño de un grano de sal y arden al entrar a la atmósfera, 100 kilómetros arriba de nuestras cabezas.
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