México, D.F. / Agosto 25.-
El Acta de Independencia del Imperio Mexicano, suscrita el 28 de septiembre de 1821, guarda un buen estado de conservación a pesar del paso del tiempo, afirmaron especializas que hace dos años iniciaron su restauración, quienes presentaron propuestas para asegurar su preservación.
El Acta, que mide 52.9 por 71.8 cm, contiene 36 rúbricas, entre ellas las de Agustín de Iturbide y Juan José Espinosa de los Monteros, este último firmó dos veces, como secretario y miembro de la Junta Gubernativa.
Las demás firmas corresponden a militares, eclesiásticos, comerciantes, nobles criollos y un hacendado. Además tiene una anotación al calce con el nombre del virrey Juan O’ Donojú, quien no pudo firmar porque estaba enfermo, informó el Instituto Nacional de Antropología (INAH-Conaculta).
Un grupo multidisciplinario de expertos, encabezado por Mariana Grediaga Huerta, egresada de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (Encrym), inició en el 2008 el análisis exhaustivo del documento sobre el cual se fundó la nación mexicana.
El Acta está protegida actualmente dentro de dos guardas elaboradas con materiales libres de ácido, en la bóveda de seguridad del Archivo General de la Nación (AGN), espacio que cuenta con monitoreo climático.
Grediaga Huerta señaló que los resultados de los distintos análisis corroboraron la antigüedad y el buen estado en que se encuentra el Acta de Independencia hoy en día.
Sin embargo, agregó, “lo ideal para la preservación del Acta de Independencia, es colocarla en un contenedor con muy poco oxígeno y un gas inerte, con controles de humedad, temperatura e iluminación controlados.
“Así mismo, ese contenedor (como existen ejemplos en museos europeos y de Estados Unidos) debe estar conectado al equipo de cómputo del Departamento de Conservación y Restauración del AGN, para el seguimiento de su estado”, indicó.
En los trabajos de restauración han participado físicos, biólogos, conservadores, historiadores y fotógrafos, entre otros especialistas, adscritos a diversas instancias del INAH-Conaculta y de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), entre otras instituciones.
Durante la revisión del Acta se observaron diversos tipos de manchas, numerosas huellas digitales, salpicaduras, máculas de adhesivos (principalmente en las orillas) y marcas de suciedad acumulada, producto de su manipulación a lo largo del tiempo.
Al ser un documento celulósico antiguo, tiene un aspecto amarillento, pero guarda un buen estado de conservación, de acuerdo a la clasificación del estado de conservación o de envejecimiento del papel, indicó la especialista.
Con la microscopía óptica se concluyó que tanto en el caso del papel como de la tela, se trata de fibras de origen vegetal.
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