México, D.F. / Abril 17.-
La adquisición de enervantes y el tráfico de armas ha provocado la exportación anual de Estados Unidos de 730 mil piezas de alto poder al mercado informal mexicano, es decir unas dos mil diarias, alertó el director del CISAN, José Luis Valdés Ugalde.
El directivo del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN) de la UNAM dijo que reconocer la demanda de drogas en su territorio y la existencia de un mercado negro de pistolas, granadas, subametralladoras, fusiles e incluso lanzagranadas, implica un cambio de actitud de las autoridades estadunidenses.
En la mesa “Migración, seguridad y sociedad en la relación México-Estados Unidos”, realizada en el marco del Re-Encuentro Chicano 2009, el experto consideró que tras el acercamiento entre funcionarios de ambos países se puede hablar de una nueva etapa en la relación bolateral.
Esta modificación en el trato (diferente al que había en la gestión de George W. Bush) puede ser el inicio de una convergencia menos conflictiva, destacó en un comunicado.
Consideró que el problema de las drogas en la región -que provoca a Estados Unidos 35 millones de adictos- no se solucionará si no se impulsa una política social en torno a su venta y uso.
Añadió que aunque en los últimos meses se ha hablado de una posible legalización de los estupefacientes o de un programa de administración del consumo, el presidente Barack Obama negó que esas iniciativas sean factibles.
Por otro lado, consideró que tanto la migración como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte serán temas postergados, aunque el TLCAN sea un tópico pertinente a raíz de la suspensión del ingreso de camiones mexicanos al país vecino.
Además, la reforma migratoria deberá ser replanteada aunque haya adelantos en el rubro, como el programa de trabajadores-huésped, apuntó.
A su vez, el académico Armando Vázquez Ramos, de la Universidad Estatal de California en Long Beach, destacó que la población latina en Estados Unidos se ha diversificado en las últimas tres décadas.
Actualmente asciende a 48 millones y, de ellos, 30 son mexicanos (de estos últimos, entre seis y ocho millones no tienen documentos).
Pese a esas altas cifras no se ha creado una política integral que refleje los intereses, necesidades y el flujo continuo de personas hacia la Unión Americana, precisó.
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