El mexicano se ríe de todo, de la vida, la muerte, las cosas buenas e incluso de las desventuras, pero también grita, se enoja y llora, algunos a lágrima viva, aunque la mayoría prefiere ocultar este sentimiento, quizá por su estigma de hombre rudo.
De acuerdo con una encuesta de Consulta Mitofsky sobre la expresión de los sentimientos, el 90 por ciento de los entrevistados dijo sonreír de muy frecuente a regularmente.
Un 70 por ciento reconoció que grita con la misma intensidad: 60 por ciento se irrita y 27 por ciento admitió que llora, de los cuales 5.9 por ciento lo hace muy frecuentemente.
Sin embargo, en el otro extremo, 18 por ciento dijo que jamás derrama una lágrima y 54 por ciento lo hace rara vez.
Consulta Mitofksy concluyó, de acuerdo con los resultados de la encuesta practicada entre mil participantes, que la edad no parece ser determinante en el hábito del llanto, ni de manera concluyente el nivel socioeconómico, en cambio señaló que “en el sureste (Campeche, Yucatán, Tabasco y Chiapas) se llora más que en el bajío (Guanajuato): 31 por ciento vs 25 por ciento”.
Agregó que la juventud “por razones entendibles” acostumbra sonreír con mucha mayor frecuencia que el resto de los ciudadanos, ya que “61 por ciento de los menores de 30 años dice que su sonrisa aparece con mucha frecuencia y ese porcentaje se queda en 43 por ciento para los mayores de 50 años”.
Como una expresión del sentimiento del mexicano, Mitofsky incluyó la práctica del baile, donde los resultados revelan que los hombres mueven ligeramente más “el bote” que las mujeres.
La mitad de la población masculina baila de regular a muy frecuentemente, contra un 46.4 por ciento de las féminas.
Lo anterior va ligado al nivel socieconómico, ya que entre mayor es, los mexicanos son más bailadores, a excepción de los habitantes del sureste “ya que 22 por ciento (de esa región) dice nunca bailar”.
En cuanto al grado de satisfacción, Consulta Mitofsky indicó que los que dicen sonreír muy frecuentemente evalúan su felicidad en 8.6 por ciento, a diferencia del 7.9 de los que nunca sonríen. Y por último, “llorar prácticamente resulta intrascendente en la felicidad”.
La encuesta se realizó del 24 al 29 de julio entre una población de mil entrevistados mayores de 18 años a través de entrevistas “cara a cara” y tiene un margen de error del +/- 3.1 por ciento.
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