Montrrey, N.L. / Octubre 14.-
La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) reportó al Senado que militares balacearon a una familia en la carretera Monterrey-Nuevo Laredo —hechos en que perdieron la vida dos civiles y cinco más resultaron heridos— por el simple hecho de rebasarlos en su automóvil y comportarse con una “actitud diferente” al del resto de los automovilistas.
En las conclusiones del informe, la secretaría acepta la culpabilidad de los militares. Se detalla que el 5 de septiembre “el capitán Cruz Núñez Valdez al disparar su arma contra el vehículo provocó que por inercia tres elementos que viajaban en la misma camioneta también dispararán contra el citado motor”.
“No existió agresión contra el personal militar por parte de los ocupantes del vehículo Malibú”, revela el documento.
La dependencia aceptó en el informe enviado al Senado que los cuatro militares fueron consignados al considerarse responsables por esos hechos y son procesados por un juzgado castrense. Está pendiente un amparo que interpusieron dos de los militares.
Por indemnización y reparación del daño se pagó a los deudos de las fallecidas 167 mil 783 pesos a cada uno, lo que hace un total de 335 mil 566 pesos.
El coordinador del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Carlos Navarrete, confirmó la llegada del informe, dijo que “es un asunto muy grave” y destacó la importancia de reformar el llamado fuero militar, ya que en estos casos surgen dudas de que autoridad debe juzgarlos.
En el informe, que será recibido este jueves por el pleno, la Sedena detalla que el convoy se dirigía a instalaciones de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) de Nuevo León, cuando el sargento segundo de infantería José Luis Álvarez se percató que un vehículo tipo Malibú, con vidrios polarizados, “se acercaba sin poderse distinguir a sus ocupantes” mientras que el conductor “al notar la presencia del personal militar aceleró su marcha”.
El sargento informó al capitán Núñez Valdez, comandante de la base de Operaciones Mixta C-5, sobre la presencia del vehículo cuyo conductor “presentaba una actitud diferente al resto de los que transitaban en ese momento por la carretera”.
Detalló que el personal de la camioneta de Núñez Valdez hizo indicaciones “a los sospechosos con luces de lámparas”, para que el conductor disminuyera la velocidad, haciendo éste caso omiso a tal indicación, incluso acelerando y evadiendo al resto de los vehículos civiles en zig-zag.
Fue entonces cuando inició la persecución. La camioneta donde viajaba el teniente César Iván Zavala Santos, “logró rebasar a dicho automotor sospechoso por el carril de alta velocidad, con el fin de tratar de detener su marcha, sin lograrlo”.
El capitán Núñez efectuó dos disparos al neumático del Malibú, “con el fin de detenerlos y realizar una inspección, pero el enlace no fue el adecuado y tres elementos de la parte trasera de la camioneta realizaron más disparos”. Se detalla que el cabo de infantería Valerio Lucas Hernández realizó cinco disparos, mientras que los soldados de infantería Antonio Ramírez y José Antonio Rosado, realizaron cinco y diez disparos, respectivamente.
A pesar de las pruebas de balística, Sedena dijo que “no fue posible precisar cuál de las cuatro armas de fuego disparadas ocasionó las heridas que produjeron la muerte de los dos civiles”.
El Malibú se detuvo y los militares observaron que por parte de los pasajeros no se mostró ninguna agresión o resistencia. Los soldados no encontraron armas ni artefactos ilícitos.
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