Huixquilucan, Méx.-
Caminaron uno al lado del otro, como uno solo. Uno trepaba a las vallas, saludaba, daba besos y abrazos, se dejaba fotografiar, agradecía, al mismo tiempo el otro hacía exactamente lo mismo, sin rubor, sin nada que ocultar, sonriendo.
Hace mucho no se veía que el presidente Enrique Peña Nieto y la primera dama Angélica Rivera caminaran así, juntos, a lo largo de los pasillos formados por el Estado Mayor Presidencial, para estar cerca, en contacto directo, con los ciudadanos. Esta vez el Día de las Madres fue el motivo.
En un instante la Primera Dama tomó un teléfono celular y le pidió al presidente Peña mirarla para tomar una foto, luego regresó el móvil a su dueña y sonrió. Junto con el asistente privado del mandatario, Jorge Corona, Angélica Rivera tomaba las fotos de su marido para sus seguidoras.
Ahí los dos lidiarían con una abeja, luego se dirían “amor” frente a miles de personas que asistieron a la inauguración de la Ciudad de la Salud para la Mujer, cortarían un pastel por el Día de las Madres y escucharían “las Mañanitas” en voz de Pedro Fernández.
Habla el gobernador Eruviel Ávila, sigue una vecina que agradece el apoyo. Habla luego Rivera: “La verdad es que me da mucho gusto acompañar aquí a mi esposo, estar aquí con todas ustedes”. Mira al Presidente y le dice: “gracias a ti amor por esa entrega y ese apoyo que nos das a todas las mujeres, gracias”. Fueron apenas dos minutos del mensaje de Angélica Rivera. Se acercó al Presidente y se besaron en la mejilla, él le diría “amor”. Siguió el discurso central a cargo de Peña, luego el pastel y las canciones de Pedrito Fernández… se fueron juntos, caminaron juntos.
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