Villahermosa, Tab.-
El Submarino es un punto de reunión de políticos, intelectuales, periodistas y parroquianos en Villahermosa, Tabasco; también es una escuela de pintura, y es el único bar que ha otorgado una pensión vitalicia de cerveza.
Fundado en 1944 y ubicado en el centro de la ciudad, ha sido testigo de los cambios políticos y sociales del estado, luego de que ciudadanos de todos los sectores lo adoptaron como su segunda casa y oficina.
En esta cervecería, que abre todos los días incluyendo los festivos a partir de las 10 de la mañana, el caricaturista tabasqueño Gutemberg Rivero, pintó hace 26 años un mural donde dio vida a los visitantes habituales de su época y lo llamó “Heredarás el Submarino”, fue creado en protesta por la falta de espacios públicos y como parodia a otra grandilocuente obra oficial del Congreso del estado, llamada “Heredarás el Universo”.
Con el paso de los años el mural de la cantina ha requerido de mantenimiento y, a falta de dinero, los dueños optaron por pagar con cerveza al pintor Rogelio Urrusti, único artista con vida de los que participaron en su creación. Así, el también caricaturista goza de “barra libre” vitalicia en el tradicional bar.
En charla con EL UNIVERSAL, el artista tabasqueño refiere que este mural en El Submarino “es esa herencia” que dejó el caricaturista Gutemberg Rivero a los pintores locales, a quienes ahora les toca meterle mano. “¿Qué planteó el maestro Gutemberg? Sólo heredar algo suyo: su pintura y su corazón”, puntualizó.
Agregó que “es un lugar que también se convierte en tu oficina, tu segunda casa, porque te sientes a gusto y te estás tomando una cerveza como lo hago yo, ¡hasta morir!”.
Pese a ser una cantina tradicional, no tiene edificio propio; desde hace 74 años renta a una cuarta generación. Su propietaria, Lourdes Sánchez, teme que al cambiar el domicilio El Submarino deje de ser visitado y se acabe la empresa familiar. “Esperamos llegar a una oferta que nos pudiera asegurar la propiedad”, dijo.
La dueña de la cervecería, el caricaturista, periodistas y un grupo de intelectuales pedirán a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) que fijen su interés en el lienzo urbano como museo viviente.