México, D.F. / Agosto 1.-
Investigadores de las facultades de Química y Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) desarrollaron el “test de los olores”, para detectar de manera temprana algunos signos clínicos de la enfermedad de Alzheimer.
En la prueba, que fue coordinada por Rosalinda Guevara Guzmán, de la Facultad de Medicina (FM), y Patricia Severiano, de la Facultad de Química (FQ), consiste en aplican el examen de la concentración umbral de determinado olor estandarizado para la población de entre 60 y 80 años de edad.
Esta concentración umbral se obtuvo a partir de la aplicación de tres diferentes concentraciones: la subumbral, detectada por menos de 50% de la población; la umbral, por más del 50%, y la supraumbral, por casi 100%.
“Cuando llega una persona le hacemos la prueba para evaluar el olor umbral. Le decimos que levante un papelito y lo huela. Luego le damos otro papelito con un olor diferente y se pregunta ¿qué olor es? Si es capaz de identificarlo, su memoria olfativa está funcionando.
“Luego, le pedimos que discrimine tres olores: dos iguales y uno diferente. Este proceso también tiene que ver con la memoria olfativa, porque debe recordar que el olor es igual a este otro, y que aquél es diferente a éstos”, explicó Guevara Guzmán.
Al igual que una mujer que acaba de cumplir 40 años y se acerca a la menopausia debe hacerse anualmente uno o dos estudios de Papanicolaou, es importante que una persona que tenga alrededor de 60, se haga la prueba de olores si nota que su sentido del olfato ya no funciona bien, aconsejó.
“Hemos visto que cuando una persona está en estado avanzado de demencia, o ya tiene la enfermedad de Alzheimer, su memoria olfativa falla y ya no se puede hacer nada para solucionarlo”, dijo.
Explicó que una de las razones por las que un anciano deja de comer es que, al cambiar sus umbrales olfatorios y gustativos, no huele ni encuentra sabor a los alimentos, lo que deriva en problemas de desnutrición.
En opinión de Guevara Guzmán, así como hay una industria de papillas para bebés, debería existir una de comida para adultos mayores y, en especial, para los que tienen Alzheimer.
“Si se prepararan los alimentos de manera que fueran agradables a su gusto, probablemente se los comerían”, acotó.