Monterrey, N.L.-
“Porque soy mujer como cualquiera… porque como todas ellas yo también quisiera verme bonita, salir de casa perfumadita, bien maquillada, con tacones altos… pero no puedo, la vida no me dio esa bondad, al contrario, salgo de casa a buscar la comida, a buscar la manera de sobrevivir…”, dice con voz melancólica María Fernanda Castañeda Hernández, de 58 años de edad.
Por más de 32 años se la ha pasado viviendo de la generosidad y bondad de los extraños, que de vez en vez le arrojan una moneda a un bote de Nescafé que usa como alcancía para reunir algo de dinero y comprar lo que necesita para seguir en pie… aunque esto cada vez cuesta más y más.
Desde los 3 años, la luz de sus ojos se apagó debido a una fiebre intestinal que no fue atendida a tiempo por falta de recursos económicos, por eso María Fernanda bien dice: “Veo el mundo, no de color rosa, sino que veo un mundo entre negro y azul, a veces quisiera que fuera color de rosa, como el de muchas mujeres que pasan por aquí oliendo rico, que van a un trabajo, que tienen para comprarse ropa, pero no, ese mundo no va conmigo”.
Su base de trabajo es en una banqueta que está en el peatonal Morelos, aunque la primera vez que pidió limosna fue en las escaleras de la Iglesia del Roble.
“Pero como tumbaron las escaleras donde me ponía, pues me corrieron de ahí y me fui a lo que antes se llamaba Zona Rosa que hoy es calle Morelos”.
Ahora, 32 años después, sigue llegando por las mañanas a ocupar su lugar donde todos los días, sin falta, se postra a un lado de Sanborn’s y desde ahí recurrió a su garganta para atrapar el interés de los transeúntes.
Su repertorio musical, porque María Fernanda se las sabe de todas, todas, va desde los éxitos de Jenni Rivera, pasando por los de Lupita D´Alessio hasta caer en los boleros de Los Panchos como “Sin ti”, “Usted” y “Nosotros”.
“Me sé muchas canciones de Vianney Valdés, de Angélica María, todas me las aprendí desde chiquita”, dice al momento de soltar de su ronco pecho “Amor eterno”, de Rocío Dúrcal.
Recuerda que la primera vez que tuvo que salir a la calle a pedir dinero fue para comprarle leche a su pequeño de 6 meses de nacido.
La historia de María Fernanda parte desde el día en que su marido se hartó de ella y de su hijo y simplemente se fue.
“Nos abandonó a nuestra suerte, yo no tenía la manera de obtener dinero, mi mamá, que en aquel entonces vivía, me dijo: ´Búscalo, no te dejes. Que te dé cuando menos para comprar leche para tu bebito´, pero en lugar de eso me salí a la calle a pedir dinero.
Conoce la historia completa a través del sitio de Hora Cero Nuevo León, en el siguiente enlace:
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