Ciudad de México
En cuestión de una hora la sentencia con la que Emilio Lozoya tenía esperanza de salir del Reclusorio Norte se convirtió en letra muerta, tanto que el exdirector de Petróleos Mexicanos (Pemex) terminó rompiendo su copia de la resolución.
Este miércoles el juez José Artemio Zúñiga Mendoza celebró una audiencia en cumplimiento a una resolución emitida por el Tercer Tribunal Unitario en materia Penal en la Ciudad de México para revisar si Lozoya debía o no permanecer en prisión preventiva justificada por el caso Odebrecht.
Si el juez determinaba liberar al exfuncionario, no existía ya ningún documento que lo mantuviera en prisión pues en el caso Agronitrogenados ya le fue ordenada la libertad.
Zúñiga Mendoza inició la diligencia con casi una hora de retraso debido a que la Fiscalía General de la República (FGR), la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), Petróleos Mexicanos (Pemex), Miguel Ontiveros, abogado de Lozoya, y el propio juzgador se conectaron por videoconferencia.
Esto, debido a que en el Centro de Justicia Penal Federal del Reclusorio Norte hay un brote de Covid-19 que ha tenido como resultado que el 30% del personal esté contagiado del virus.
Los únicos en comparecer presencialmente fueron Lozoya y su abogado, Alejandro Rojas Pruneda.
El exdirector de Pemex se presentó vistiendo el uniforme beige que porta desde el tres de noviembre de 2021 cuando su suerte terminó luego de ser exhibido en redes sociales cenando en un restaurante de lujo, lo que la FGR consideró como “falta de pudor procesal” y logró revertir la libertad condicional que gozaba desde el año 2020 cuando llegó extraditado de España.
En las manos llevaba copia de la resolución emitida por el Tercer Tribunal Unitario en la que quedó sin efecto la orden de mantenerlo en prisión y se ordenó revisar nuevamente los argumentos de la FGR y de la defensa.
Durante la hora que duró la diligencia, el juez Zúñiga no dio la palabra a ninguna de las partes pero Lozoya subrayaba punto por punto para verificar que el juzgador cumpliera al pie de la letra lo ordenado por el Unitario.
En el momento en que el juez indicó que Lozoya no acreditó no tener intenciones de fugarse debido a que fue necesario emitir orden de aprehensión en su contra y traerlo a México luego de un proceso de extradición, el exfuncionario movió la cabeza para reprobar el argumento.
Soltó la pluma con la que subrayaba la sentencia, se cruzó de brazos y se recargó, molesto, para continuar escuchando al juez, ahora sin quitarle la vista de encima.
En cuestión de minutos, el juzgador ratificó la necesidad de mantenerlo en prisión preventiva justificada, declaró cerrada la audiencia y se despidió.
Emilio Lozoya tomó nuevamente la resolución a su favor, esa con la que se pensaba libre nuevamente, con coraje la rompió y antes de retirarse aprovechó para dialogar con su abogado.
Esta noche, Lozoya no será libre.