El viejo informe presidencial, las reverencias, la disputa para elegir a los legisladores que recibirían y despedirían al titular del Ejecutivo así como quienes le “contestarían” en representación de su bancada, se fue. Toda la parafernalia presidencialista se fue… y abrió paso a las manifestaciones a favor y en contra de la medida.
En un foro convocado por EL UNIVERSAL con motivo del estrenado formato del Informe presidencial, que ya no obliga al Ejecutivo a asistir al Congreso el 1 de septiembre, algunos ciudadanos se pronunciaron de acuerdo con el entierro del “Día del Presidente” mientras que otros lo consideraron un acto simbólico necesario.
La coincidencia entre los participantes fue, no obstante, la importancia en la rendición de cuentas y la exigencia de su derecho a conocer la situación del país de boca del Presidente.
Incluso aceptaron que el mensaje del mandatario federal pudiera ser televisado, siempre y cuando fuera emitido directamente por el Presidente, pues consideraron que el acto del Informe era la única ocasión en que el titular del Ejecutivo rendía cuentas al Congreso y a la sociedad.
“Creo que el formato del Informe estaba obsoleto. Pero sí hay que exigir un mensaje a la nación que dure no más de 40 minutos, creo que todos los mexicanos nos lo merecemos independiente(mente) que se digan mentiras o no”, sentenció un lector.
Otro usuario opinó que: “la obligación del Presidente es informar al pueblo y no al Congreso. Este ultimo ya no representa al pueblo, sino a los partidos que son una especie de franquicias del poder mantenidas por el pueblo. El Presidente debe publicar, al menos en la web, los detalles de su gestión, comparadas en porcentajes contra los planes, de otras manera no hay como evaluarlo”.
Algunos más conservadores opinaron que el Informe era una figura casi equiparable con los símbolos patrios, la bandera, el himno o el escudo, lo que demuestra que las sesiones maratónicas y las caravanas tenían sus seguidores.
“El formato antiguo del Informe constituía parte de un símbolo. Los símbolos son muy importantes en todo grupo social. La institución presidencial debe preservar su importancia visible ante la población, independientemente de quien la ocupe o del partido político del que haya emanado el titular”, expresó un usuario.
Otros manifestaron su apoyo total a la nueva medida: “Únicamente los políticos de la vieja guardia, no tenían empacho en aguantarse cuatro o cinco horas sentados escuchando las mentiras (…) mucho de lo que ahí se dice ya sea oral o escrito de ninguna manera va acorde a la realidad económica y política del país”, sostuvo un participante.
En la discusión organizada este martes, los participantes destacaron que con los cambios en el informe se perdió una oportunidad para informarse aunque reconocieron que los datos que se reportaban no siempre proporcionaban un panorama completo de la situación de la nación. “Por ejemplo se dice cuántos se alfabetizaron, pero no se dice cuántos deberían de haber sido, así ¿como se puede juzgar?”, expuso uno de ellos.
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