México, D.F.-
En febrero del año pasado, Lorena pesaba 27 kilogramos como consecuencia de una infección por la que tuvo que estar hospitalizada tres meses en el Centro Médico La Raza, ella es portadora de VIH y su hijo Emiliano, de 8 años, también.
María prefiere no relatar cómo obtuvo la infección. Refiere que fue la causa por la que se separó.
Hace algunas semanas, en la primaria, el niño se cortó la ceja y sangró. El pequeño sacó inmediatamente de su mochila los guantes y gasas que siempre lleva con él, dijo que era importante que nadie tocara su sangre, tuvo que explicar la razón a su profesor.
“Todos en la primaria se enteraron que era portador de VIH y las madres comenzaron una campaña para que lo corrieran, no lo dejaran entrar al plantel. Así fue. Emiliano fue expulsado de la escuela”.
Fue entonces cuando María recurrió a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), para denunciar el caso. Después de una investigación, Emiliano fue reintegrado a su primaria, su profesor fue cesado de sus labores; todo el personal, recibió varios cursos de capacitación sobre el tema del VIH.
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