San Cristóbal de Las Casas, Chis.-
El obispo Felipe Arizmendi Esquivel calificó como un acto “doloroso” y “desesperado”, que un joven de 21 años de edad, se haya inmolado el pasado viernes para pedir la liberación de su tío que permanecía prisionero en el penal de El Amate.
Al término de su homilía dominical, el obispo consideró que el hecho de que el joven se haya inmolado, “es una medida desesperada”.
Sin embargo, acotó: “Aquí hay que ver si hay culpabilidad o inocencia de la persona por la que se inmoló. Yo no soy quien pueda dar un veredicto sobre la persona, pero es preocupante que muchas veces los juicios penales estén muy viciados”.
Agregó que “hay casos” donde alguna persona “se le acusa de un delito” que no cometió, como casos que por “ser un luchador social se le encarcela”.
“La justicia tiene que ser justicia. Isaías dice que la justicia es como un trapo asqueroso”, citó, refiriéndose al profeta Isaías.
“¿Por qué se llega a estas medidas?”, preguntó Arizmendi Esquivel y respondió, “porque son medidas desesperadas. Nosotros no las aprobamos, pero tienen que hacernos reflexionar dónde está la justicia”.
No obstante “a veces la justicia es un trapo asqueroso y nos da vergüenza la forma como se maneja la llamada justicia; porque ésta no siempre es justa”, afirmó el obispo.
Que el percance del joven que se inmoló, “sea una llamada de atención, pero repito: No soy quien para dar un veredicto de la persona, si es inocente o culpable y porqué se incendió este muchacho”, indicó.
Al detenido, Florentino Gómez Girón, “ya lo liberaron, pero ya sea por la presión o porque efectivamente se comprobó que era inocente, a mí no me toca dar el veredicto. No tengo los elementos para ello”, pero “lamento que se llegue a estas medidas porque si son muy desesperadas de hacer”.
En referencia a la noticia sobre que peritos argentinos revelaron que algunos restos hallados en el basurero de Cocula, Guerrero, pertenecen a Alexander Mora Venancio, uno de los estudiantes desaparecidos en septiembre pasado en Iguala, el obispo pidió “tener un poco de paciencia para que las autoridades de Austria puedan ratificar si son o no son los restos”.
“Nosotros nos imaginamos que efectivamente, pues, puedan ser las personas desaparecidas, que puedan haber sido asesinadas, pero mientras no se tengan las pruebas, no se puede afirmar nada. Ni la autoridad, ni nosotros, pero si ya nos da una pauta de que probablemente si eran los desaparecidos”, dijo.
Posteriormente, dio a conocer que la semana pasada, ordenó a nueve diáconos tzeltales nuevos, lo cuales serán encargados de celebrar el bautismo, dar la comunión, acompañar a los enfermos, así como presidir los matrimonios en las comunidades donde no llegan los sacerdotes. En 2000, el Vaticano había suspendido este tipo de procesos de ordenación, pero con esto se renovó.
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