Cd. de México.-
Pierre Kory, investigador de la Universidad de Wisconsin e impulsor de tratamientos no aprobados contra el Covid-19 -desde que inició la pandemia-, se retractó luego de dedicarse a recomendar la administración de la ivermectina, un derivado de la bacteria “Streptomyces avermitilis” que, hasta la fecha, ha presentado efectos adversos, como alergias, convulsiones y, en algunos casos, sobredosis.
Las recomendaciones del médico intensivista tuvieron lugar a finales de diciembre de 2020, cuando además de apostar por el consumo de este fármaco, comenzó una batalla pública en la que criticaba publicación científica y la línea editorial de algunas revistas especializadas, publicó un artículo que argumentaba la fiabilidad de la ivermectina, difundido por “Journal of Intensive Care Medicine (JICM)”.
De acuerdo con el estudio, que también contó con la participación de Paul Marik (de la Escuela de Medicina de Eastern Virginia), siete meses antes que sugiriera el uso de este tratamiento, comenzó el ensayo MATH+ en el que se efectuaron terapias de metilprednisolona, ácido ascórbico, tiamina, heparina y co-intervenciones en pacientes hospitalizados por el nuevo coronavirus.
Posteriormente, la ivermectina se aglutinó a MATH+. Derivado de esto, Kory aseguró que su aplicación había reducido en un 75% la probabilidad de morir por Covid-19, en comparación de quienes recibieron otras clases de tratamientos.
Sin embargo, la problemática derivó en que la publicación de JICM se efectuó antes que el uso de ivermectina se agregara a los ensayos clínicos. Por lo tanto, Kory justificó la eficacia de un medicamento que, en realidad, no había sido revisado en pares (por otros grupos científicos).
En cambio, la reacción del gremio científico ante estas recomendaciones, según “Medscape”, fue escéptica, ya que la incidencia de la mortalidad no coincidía con las cifras oficiales de los centros hospitalarios que habían participado en la ejecución de MATH+.
Derivado de ello, la JICM recibió una notificación del Hospital General Sentara Norfolk, ubicado en Virginia (Estados Unidos), en la que mostraba una clara preocupación en tanto a las inconsistencias divulgadas por el doctor, ya que de acuerdo con Kory, las tasas de mortalidad alcanzaban una reducción del 15.6%, cuando las cifras originales reportaban un 6.1%.
“Usar esta tasa de mortalidad incorrecta para comparar con los informes publicados y afirmar una “reducción del riesgo absoluto del 75%” es, por lo tanto, un error conclusión independientemente de la tasa de mortalidad que se utilice”, expresa la carta que revocó las declaraciones primeras del investigador.
Hasta la fecha, Pierre Kory no se ha pronunciado al respecto. Sin embargo, este no es el primer estudio en el que interviene el médico y es retirado. En 2021, se eliminó un trabajo en el que también se expresa frente a los beneficios de la ivermectina, en la revista “Frontiers in Pharmacology”.
¿Por qué evitar a la ivermectina en el tratamiento contra el Covid-19?
De acuerdo con la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), encargada de evaluar la seguridad y eficacia de los medicamentos, la ivermectina sólo ha sido aprobada para el uso en animales, para prevenir que los parásitos se aniden en algunas especies. Es usado de emergencia en humanos únicamente en el caso de aliviar las heridas cutáneas (rosácea) y para evitar la invasión de algunos gusanos, como es el caso de los piojos en la cabeza.
Pese a estos beneficios, desde que la población comenzó a autoadministrarse este fármaco en búsqueda de evitar el Covid-19, la FDA recibió notificaciones que constaban que muchas personas requirieron atención médica u hospitalización luego de ingerirlo.
Quien se automedique con esa sustancia “puede sufrir una sobredosis de ivermectina, que puede provocar náuseas, vómitos, diarrea, hipotensión (presión arterial baja), reacciones alérgicas (picor y urticaria), mareos, ataxia (problemas de equilibrio), convulsiones, coma e incluso la muerte.2, asevera la reguladora estadounidense.