México, D.F. / Marzo 8.-
A bordo de su ‘Princess’, Beatriz Juárez Rivera lleva consigo no sólo las cerca de 16 toneladas de su Vactor, sino que al conducir ese camión de aspiración para limpieza y desasolve de drenajes y calles inundadas, debe esforzarse más que los varones superando machismos al ser la única mujer en México que opera ese tipo de unidades y realiza estas tareas.
“Desde que inicie a operar el camión hace cuatro años fue difícil. He tenido a dos hombres a mi cargo como ayudantes y no aceptaban que una mujer los mandara y se burlaban entre ellos. Se decían: Ya ni en tu casa te mandan, como que aquí una mujer te está mandando, Le decía uno al otro: No le hagas caso, espérate hazlo hasta que tú quieras.
“Así era. Hasta que un día me hicieron enojar, y pensé: O son ellos o yo. Le dije a uno, tu trabajas conmigo y tu decides, lo tomas o lo dejas, y si no te sientes a gusto, hablamos con el jefe y buscamos a otra persona que sí quiera trabajar aquí”.
Poco a poco fui entendiendo la situación y sabía al principio que era difícil, que es normal que un hombre no se deje mandar por una mujer, pero ahorita somos buenos compañeros”.
Madre soltera de dos hijos, gana entre 3 mil y 4 mil pesos mensuales. Beatriz pertenece a la Sección 33 (Sistema de Desazolve) del Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno del Distrito Federal (SUTGDF) y reconoce que no sólo es urgente mejorar el salario de los trabajadores de su sector, sino que se requiere mejor equipo, material y uniformes pues se exponen a riesgos.
Cuenta que al quedar sola comenzó a trabajar en un bicitaxi y tener tiempo para atender a sus menores, ahora de 11 y 14 años de edad.
Pero al ganar poco comenzó a vender nieve, ropa, trabajo como obrera en una fábrica, como costurera, hasta que un día su padre Clemente Juárez, con 38 años de antigüedad laboral, le ayudó a ingresar a la delegación Tláhuac en el Sistema de Desazolve y a quien le atribuye haberle enseñado lo que sabe actualmente en ese campo.
“Comencé de chalana. Bajaba tubos, metía mangueras, con la barreta abría brocales y registros pluviales, aprendí como se trabaja la red de drenaje, cuando se necesitan malacates o cuando sondearse.
“Mi papá me decía: Aquí no vas a ser mi hija, eres como cualquier trabajador y te voy a tratar igual. Y por ejemplo, me mandaba a abrir un brocal y pues yo le entraba con la barreta y cargaba el brocal (la tapa de un registro hecha de concreto) y me decía que no era necesario cargarla, que todo tiene su maña. Ahora a sus 41 años Beatriz se ha convertido en una experta en la operación de todo el sistema del Vactor y con dos ayudantes a su cargo.