México, D.F. / Julio 6.-
Andrés Manuel López Obrador fue el innombrable la noche del domingo en la sede nacional del PRD.
Es curioso, porque mientras Carlos Salinas fue el “innombrable” para López Obrador, ahora él lo fue en la sede de su partido, el PRD.
No sólo eso: el tabasqueño se refugió en el Partido del Trabajo, al que le imputan su fundación a un hermano del ex presidente.
Pero no. Esta noche Jesús Ortega, presidente nacional del PRD, se rehusó a dar nombres.
Sólo dijo que quienes apoyaron a otros partidos, a otros candidatos, a otros proyectos, en automático quedan fuera del partido.
Pero nombres ninguno.
Quizá porque sabe que no las tiene todas consigo en esta decisión que echaría a Andrés Manuel del partido que fundó en 1989, a lado de Cuauhtémoc Cárdenas.
En una apretadísima sala para conferencias de prensa, a lado de Carlos Navarrete, coordinador de los senadores del PRD, Ortega sostuvo que en la campaña el PRD no sólo resintió “el fuego de los adversarios, también el fuego amigo (…) la ultraderecha arreció sus ataques contra nuestro proyecto pero el fundamentalismo de izquierda no desmereció en ese esfuerzo”.
Pero no se cumplió el objetivo de “desfondar” al partido, celebró.
Afirmó que “aquellos que desde las filas del PRD hicieron trabajo de zapa, los que se fueron apoyando a otros partidos y proyectos fuera están. Esa fue su decisión y cada quien asumirá las consecuencias”.
– ¿Es Andrés Manuel?
– Está perfectamente clara la respuesta. El Consejo Nacional aprobó un resolutivo por unanimidad en donde se establecía que quien apoyaba a otros partidos, otros proyectos, otras propuestas, automáticamente era una decisión de dejar las filas del partido.
Hay varios compañeros que tomaron esa decisión, la tomaron seguramente midiendo las consecuencias y fuera están (del PRD) con toda claridad. Quienes apoyaron a otros militantes, a otros partidos, fuera están, afirmó Ortega.
Sonrientes, Ortega y Navarrete salieron de la sala de prensa. Jamás salió de sus labios el nombre de Andrés Manuel. “No es tan fácil, no se trata sólo de expulsar en automático. Se tiene que analizar”, decían prominentes dirigentes del partido.
Y mientras con López Obrador ni el saludo, Ortega habló hoy tres veces por teléfono con Fernando Gómez Mont, secretario de Gobernación, para denunciar agresiones contra perredistas, una de ellas la presunta amenaza de muerte que recibió el senador Silvano Aureoles Conejo. Y hoy muchas veces.
Lo que este domingo los hizo coincidir a ambos fue Maribel Alva, candidata del disputado municipio de Ecatepec, pues el tabasqueño la apoyó con denuedo, a quien Ortega acompañó a sufragar.
También los unió su visión sobre el abstencionismo, aunque cada quien con su lectura. López Obrador dijo que este fue causado por la decepción de la gente por el “fraude” cometido en su contra en el 2006.
Ortega dijo que en elecciones intermedias el porcentaje de participación ronda el 40%, lo que le preocupó.
Luego Ortega se daría una vuelta por algunos municipios mexiquenses, pues todo el tiempo acusó a Enrique Peña Nieto, gobernador mexiquense, de echarles encima el aparato de su gobierno, con dinero e infraestructura.
Como siempre, al filo del medio día comenzaron a fluir los primeros resultados preliminares. Ninguna esperanza de superar el 20%.
A las tres de la tarde Ortega acudió a votar en la colonia Condesa acompañado de su esposa, Angélica de la Peña, quien iba elegantemente vestida, y luego se fueron a comer.
Por la tarde se fue a sus oficinas de la calle de Benjamín Franklin. El día comenzaba de nuevo. Ahora sí a recibir cifras reales.
Cifras que, según Ortega, son “un magnifico piso” para relanzar al PRD a nuevas tareas.
El dirigente calificó como “respetable y decoroso” lo obtenido. “No me parece mal resultado”.
“El Partido se encuentra de pie (…) somos el partido de izquierda más importante del país”, afirmó.
A ver. Por lo pronto, antes de la medianoche los líderes del PRD se fueron a sus casas a descansar.
La pelea interna continuará con su innombrable.
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