Cd. de México.-
El matrimonio gay afecta a la sociedad en su conjunto ya que en los países donde se ha legalizado se ha atentado contra la libertad de conciencia y expresión, afirmó la Arquidiócesis de México.
En la quinta entrega de la serie de artículos titulados “¿Por qué la Iglesia se opone a la iniciativa del Presidente que promueve el matrimonio igualitario?”, publicado el semanario Desde la Fe, se aborda la reprensión que han sufrido grupos opositores al matrimonio igualitario.
El semanario editado por la Arquidiócesis de México acusó que “los homosexuales exigen tolerancia pero la mayoría de ellos son intolerantes”, ya que quienes se oponen a las uniones entre personas del mismo sexo son tildados de homofóbicos y sufre continúas burlas, persecución, insultos y amenazas.
“Como católicos nunca debemos desentendernos de lo que ocurre a otros hermanos, y segundo, que el matrimonio gay sí nos afecta, afecta a la sociedad en su conjunto”, sostuvo.
Expresó que a la Iglesia le preocupa que un gobierno que ya no considera el matrimonio como la unión entre un hombre y mujer “abre la puerta para legalizar uniones de cualquier tipo”, advirtió.
“Los promotores de “bodas gay” dicen “triunfó el amor”, pero antes nada impedía a los homosexuales amarse o vivir juntos, incluso tener beneficios estatales. Entonces, ¿para qué luchar por cambiar el concepto de matrimonio, si supuestamente lo consideran una institución obsoleta, opresiva, patriarcal? ¿Por qué aspirar a una unión monógama y de por vida si a ellos no suele interesarles?”, se cuestionó.
Él órganos de difusión de la Arquidiócesis de México indicó que detrás de la insistencia de legalizar y promover el matrimonio gay hay una intención: “atentar contra el verdadero matrimonio y la Iglesia; crear un nuevo orden social, una nueva normalidad, sin leyes morales y sin Dios”, señaló.
Advierten sobre pérdida de fe
En tanto que durante la homilía dominical, el cardenal Norberto Rivera Carrera, dijo que cuando se debilita o desaparece la fe ” el corazón humano queda atrapado en los espejismos de este mundo, entonces poco o nada nos importa estar vigilantes”.
“En ese estado no es de extrañar que nuestras preferencias corran en pos de lo deleznable y efímero que nos ofrece el mundo: indiferencia religiosa, vanidades, ambiciones que se manifiestan en una escandalosa falta de solidaridad social, atropellos del más necesitado, atropellos al trabajador y a la familia, vivencia de un hedonismo que desprecia los mandamientos fundamentales y el respeto al prójimo”, indicó.