México, D.F. / Septiembre 26.-
Son “carne de cañón”. Se trata de niños y adolescentes utilizados a lo largo de la frontera, algunos obligados a pasar droga, otros como guías de indocumentados para atravesar el desierto, y por lo que reciben alrededor de 500 dólares semanales.
Activistas que trabajan con menores migrantes en el norte del país alertan que, ya sea por paga o bajo amenazas, en los últimos años recurren cada vez más a reclutar menores, pues la apuesta es que si mueren en la operación su pérdida no afectará a la estructura o si son detenidos las sanciones serán mínimas.
Según, informe de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), en el primer semestre de este año ocho mil 340 menores de edad mexicanos fueron detenidos y repatriados de Estados Unidos; 261 de ellos admitieron que migraron para traficar drogas y personas, una tendencia que va en aumento.
El documento sobre el fenómeno de la migración de menores de edad no acompañados, elaborado por la Dirección General de Protección a Mexicanos en el Exterior de la SRE, detalla que en 2008 un total de 173 menores que fueron repatriados de EU declararon que migración para traficar estupefacientes o por colaborar con las bandas dedicadas al tráfico de indocumentados.
Para 2009 las cifras revelan que emplearon a un mayor número de niños y adolescentes para sus operaciones: se repatriaron 295 menores que aceptaron su participación en estas actividades.
La tendencia de utilizar a estos niños y adolescentes sigue en aumento.
La cancillería revela que 70.2% de niños repatriados en el primer semestre del año se arriesgaron a migrar solos a ese país en busca de trabajo y 13.3% con la intención de reunirse con sus padres o sus familiares, mientras que 4.35% buscaban estudiar.
Tamaulipas se convirtió en el principal estado de origen de estos menores migrantes (829 casos) desplazando a Michoacán, que ocupó ese lugar en el bienio 2008-2009. En la lista siguen Sonora, Oaxaca, Michoacán y Guanajuato. El destino de estos niños repatriados se concentra en los estados de EU de Texas, California y Arizona.
Prisciliano Peraza, el sacerdote católico que dirige el Centro Comunitario de Atención al Migrante Necesitado, en Altar, Sonora, en entrevista reconoce que a pesar de los esfuerzos institucionales del DIF o de las organizaciones civiles por proteger a los menores, “no son suficientes los albergues y en las calles los agarran, son presa fácil junto con las mujeres, que son el sector más vulnerable de la migración”; se convierten en “carne de cañón”, advierte.7
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