México, D.F.-
Alexis pedaleó y pedaleó por varias horas hasta que se perdió. Recorrió 18 kilómetros en su pequeña bicicleta desde Milpa Alta hasta la delegación Iztapalapa, cuando el niño de 8 años de edad, se dio cuenta que ya no sabía cómo regresar a su casa.
Cuando le dijeron que no podía acompañar a sus tíos, agarró su bicicleta y se salió de su casa tras la camioneta pero los perdió de vista y se extravió. Era el 27 de mayo pasado, muy temprano.
Al no saber dónde estaba se paró en una gasolinería, cerca de las obras de la Línea 12 del Metro y se puso a llorar hasta que un taxista extrañado se acercó y lo consoló.
Tras breve plática el chofer se dio cuenta que el niño no sabía regresar a su casa así que lo subió a su automóvil y lo reportó a la policía; ya eran cerca de las 9:23 horas.
La búsqueda
En otro punto de la ciudad, alrededor de las 11:30 horas de la mañana de ese mismo día, una patrulla del Sector Tecomitl realizaba su patrullaje habitual sobre las calles de Barranca Seca e Hidalgo, en el Pueblo de San Antonio Tecomitl, cuando una señora de 26 años de edad se acercó a la unidad y le solicitó el apoyo para la búsqueda de su hijo, ya que no se encontraba en su domicilio.
Entonces, personal de la policía se comunicó vía frecuencia con el despachador del Centro de Control y Comando (C2) Oriente quien tomó las características del menor y se estableció un cerco virtual para rastrear el perímetro, a través de las cámaras del Proyecto Bicentenario.
Momentos después, una unidad del Sector Quetzal atendió la alerta, y se comunicó de inmediato, pues tenía a la vista a un niño con las mismas señas particulares descritas y características, además de una bicicleta.
Tras varios cruces de información, el niño fue trasladado a su casa donde sus padres ya lo esperaban y fue entregado a las 12:35 horas.
El momento fue emotivo, cuando la joven madre se acercó a la portezuela de la patrulla pick up donde trasladaban al infante y tras abrir la puerta lo abrazó.
La mujer estalló en llanto mientras el niño respondió al efusivo abrazo. El impulso de su padre fue alzarlo y estirar sus brazos.
Luego el señor le pidió al niño que le diera la mano a los policías, en agradecimiento. Todos le sobaron la cabeza, pero de gusto.
La señora Rosa, madre del chico, relató que ella y su esposo se fueron a dormir después de la medianoche, tras haber bañado al pequeño, pero fue a las 8:30 de la mañana cuando se dieron cuenta que ya no estaba en la cama.
“Nos pusimos histéricos, sentí que nunca lo volvería a ver; luego de buscarlo con su tía y luego en una iglesia, donde el padre nos dijo que lo reportáramos con la policía”, comentó.
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