México, D.F.-
A través del programa “Pasaporte al camino del conocimiento científico”, en su octava edición, unos mil niños de ocho entidades federativas iniciaron hoy su andar en el mundo ameno y lúdico de la ciencia.
“La ciencia es una semilla que tenemos que cuidar”, reza parte del himno que entonan niños y científicos que toman parte del encuentro, cuyo padrino y autor de la frase que evoca la figura del desaparecido estudioso de la cultura maya es Jan de Vos.
La directora general del programa, Dalila Aldana Aranda, destacó que han participado más de 54 mil menores en este esquema, el cual obtuvo el año pasado el reconocimiento como un programa nacional divulgador de la ciencia entre niños, avalado por la Academia Mexicana de la Ciencia.
“El mérito de no se centra en formar ‘cientifiquitos’, sino en lograr que los niños se adueñen del conocimiento y éste les permita tomar mejores decisiones en la vida, desde evitar el consumo de productos chatarra de una manera consciente e informada, hasta adquirir la tecnología más adecuada a sus necesidades”, indicó.
La también investigadora del Cinvestav Mérida destacó que una característica principal del programa es el desarrollo de las mismas actividades en forma simultánea en 10 diferentes sedes -de península a península- gracias a la transmisión de las actividades vía Internet.
Otro factor de éxito de Pasaporte al camino del conocimiento científico, que inició en Mérida y luego tuvo un impacto regional, así como nacional, es la suma de esfuerzos entre instituciones como el Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), el Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY).
Asimismo, el Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) unidad Mérida.
Durante ocho años, detalló, se han atendido 54 mil niños en las sedes de Campeche, Chetumal, Cancún, Ensenada, Mérida, Los Mochis, San Cristóbal, Tapachula y Villahermosa, a quienes han ofrecido 54 temas diferentes de promoción de la ciencia.
Los rubros que se imparten a los niños entre enero y junio de cada año suman 12 en total, cuatro corresponden al área de las Ciencias Sociales y de la Salud; un segundo bloque a los relacionados con el Medio Ambiente y el tercero a las Tecnologías.
Tiene carácter presencial y a distancia, donde los ponentes son los mejores especialistas en su área, pero deberán ser capaces de lograr que el niño se apropie del conocimiento mediante actividad lúdica y/o juegos.
Otra característica del programa es que no es restrictivo, los niños y niñas pueden venir, dejar de hacerlo o regresar cuando quieran, sin llamada de atención alguna.
Sin embargo, reveló que como estrategia de seguimiento, en la primera ocasión que el menor asiste se le da una “pasaporte” y como una medida de seguimiento, cada sábado que acude se les imprimen dos sellos y al obtener 24, pueden canjearlos por camisetas, mochilas y cangureras, entre otros.
Aldana Aranda explicó que aunque fue diseñado para niños de entre 8 a 14 años de edad, se da cabida a menores de 5 años -que sepan leer y escribir- por ello, muchos han iniciado desde preescolar y continúan su participación aún cuando han finalizado la primaria.
Como científicos, apuntó, “tenemos el reto de divulgar la ciencia, es decir, hacerla accesible a la sociedad con un lenguaje claro, preciso, sencillo, que lo mismo lo entiendan los abuelitos, los papás o los niños, para que se apropien del conocimiento”.
Los próximos seis meses destacan las pláticas “Caminito a la escuela”; ¿Qué nos pasa?; “La tierra es de todos”; “Vivir en la frontera”; “Espinosas pero sabrosas” y “Colmillo negro”.
Además de “Granito a granito construyo la playa”; “Larga y lisa es mi camisa”; “La invasión del pez diablo”, “A producir camarón”; “A conectarnos al sol y al viento” y ¿Por qué sembrar un arbolito?, también se impartirá un taller de lectura y visitar un huerto educativo.
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