Ranchería Estapilla, Tab. / Oct. 27
“Nunca había pasado una creciente como la que padece toda la comunidad”, afirma doña Silvana Méndez, refugiada en una semianegada escuela primaria, pues su casa se encuentra sumergida por el caudal del Usumacinta; “sólo el copete se le ve”.
Compungida, lamenta que su casa de paredes y vigas de madera quedará inservible. Primero la presión del volumen del líquido moverá la casa, luego la humedad inflará la madera y la casa quedará inhabitable.
La corriente desbordada del Usumacinta se introdujo en la vivienda de esta señora, igual que en los hogares de los casi 3 mil habitantes de esta comunidad del municipio de Tenosique. Sólo el parque, la iglesia de Santa Lucía y la Casa Ejidal se salvaron de inundarse. Algunos pobladores llevaron sus animales de traspatio al parque para evitar que se ahogaran y donde conviven con los afectados.
A ocho días de que esta población quedara bajo el agua, ninguna autoridad, excepto las de Salud, les ha prestado apoyo con despensas, agua potable o para trasladarlos a refugios seguros.
Para trasladarse hasta aquí se tiene que llegar en lancha y cruzar los 800 metros del cauce, y luego transitar por sus calles anegadas de hasta tres metros de altura.
La mayoría de las familias se aferran a sus viviendas, incluso junto con niños que los tienen en hamacas o en tarimas en el interior de sus viviendas. “En un descuido un niño se puede ahogar”, advierte.
El pasado sábado, una brigada de la Conagua les avisó que les instalaría una planta potabilizadora portátil, pero tendrían que acarrear el agua a sus casas. Don Jesús Blé Rosado, lanchero de la comunidad, ironiza que la gente no tiene ingresos, pues no hay trabajo en la zona y por ello carece de los seis pesos de traslado redondo para ir a buscar agua potable del otro lado del río.
La población expresa su molestia contra el edil de Tenosique, Antonio Solá, y de las autoridades de Protección Civil, pues “nadie se ha parado por aquí para ayudarnos”.
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