Cd. de México.-
Con la aplastante derrota electoral del pasado 1 de julio, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) está en la encrucijada: renovarse o morir. El instituto político entró en una etapa de reflexión en la cual definirá si cambia de dirigencia o no.
Apenas reconocida la derrota, René Juárez Cisneros, encargado de la dirigencia priísta, se ha concentrado en los llamados a la cohesión y a la necesidad de definir qué es lo que el partido requiere. Sin embargo, distintas voces comenzaron a llamar a la renovación de la dirigencia bajo el argumento del fracaso electoral.
Sacar a los tecnócratas
El resultado negativo que obtuvo el PRI en la jornada electoral dejó en evidencia la confrontación que por algunos años ha habido con los tecnócratas, coincidieron politólogos.
José Fernández Santillán, catedrático del Tec de Monterrey, subrayó que la tecnocracia dejó al partido como tercera fuerza política: “Perdió por luchas internas entre políticos y tecnócratas. Para esta elección los priístas hicieron huelga de brazos caídos y obtuvieron el peor resultado desde la creación del PRI”.
Si bien en 2006 el PRI también quedó en tercer lugar electoral, recordó, se levantó porque fueron los políticos priístas quienes tomaron el mando con Beatriz Paredes, pero volvieron a los tecnócratas con Luis Videgaray: “Ahora los que deben recuperar al PRI son los políticos como Miguel Ángel Osorio Chong, Manlio Fabio Beltrones, Beatriz Paredes y René Juárez. Con ellos podría recuperar la tradición social”, aseveró.
Fernández Santillán consideró la necesidad de rehacer el partido, dejar de permitir la llegada de candidatos “ciudadanos” y volver a la socialdemocracia.
El politólogo Édgar Ortiz coincidió en que la derrota del PRI es el final de la tecnocracia: “Apostó y llevó al país a derroteros que terminaron con altos índices de pobreza e inseguridad”.
Uno de los problemas de José Antonio Meade, dijo Ortiz, es que se apoyó en consultores políticos que no tenían compromiso con el partido “además de que su perfil fue totalmente tecnócrata”.
En adelante, puntualizó, el PRI deberá apostar a la experiencia de sus políticos y buscar negociar con el partido mayoritario. “La única manera de que remonte en tres años es que a López Obrador le vaya mal”, mencionó.
Reclaman un cambio
En esta dinámica por asimilar la derrota, varios priístas se han manifestado. El ex gobernador de Oaxaca Ulises Ruiz dijo que “urge a renovar el Comité Ejecutivo Nacional [CEN], que encabezan René Juárez y Claudia Ruiz Massieu”. Expresó su deseo de contender por la dirigencia nacional priísta, y exigió que el proceso de selección sea por consulta a la base para iniciar un proceso de democratización interna.
César Augusto Santiago, un viejo líder del PRI, exigió explicaciones sobre lo ocurrido en la jornada electoral. Culpó al ex dirigente Enrique Ochoa, Juárez Cisneros, José Antonio Meade y al coordinador de campaña, Aurelio Nuño.
Ante tales expresiones, sectores del priísmo, así como los gobernadores del tricolor se reunieron con su dirigente nacional para fijar la posición del partido frente a militantes.
En el encuentro aclararon la necesidad de cohesionar al partido porque debe atender las causas que lo llevaron a la debacle. La lectura hacia los gobernadores, indicaron fuentes, es que ninguno está en posición exigir la dirigencia del partido, toda vez que los resultados entregados el 1 de julio pasado, no son los mejores.
Con ello, el gobernador de Campeche, Alejandro Moreno, quien ha aspirado a la dirigencia del partido, no tiene el camino tan sencillo.
Por su parte, el dirigente de la Confederación Nacional Campesina (CNC), Ismael Hernández Deras, pidió cerrar filas con René Juárez Cisneros.
Gobernadores priístas, organizaciones y sectores también lo apoyaron.
A la espera
Juárez Cisneros llegó en mayo pasado como encargado de la dirigencia nacional priísta, después de la renuncia de Enrique Ochoa como presidente nacional del PRI.
Ante el proceso electoral que estaba en curso, el partido no realizó una elección de su dirigente, por lo que Juárez Cisneros asumió el cargo por prelación y en fast track.
Ante la renuncia de Ochoa Reza, la secretaria general del partido, Claudia Ruiz Massieu, pidió separarse del cargo momentáneamente, lo mismo que el secretario de organización, Rubén Moreira. Ante ello y con el nombramiento de Juárez Cisneros, fue él quien por orden jerárquico se quedó “como encargado del despacho”.
Ahora, una vez que concluya el proceso electoral (con la entrega de constancia de Presidente electo), el encargado de la dirigencia deberá convocar al Consejo Político Nacional del PRI, para que se nombre a un presidente nacional sustituto que concluya el periodo de cuatro años que inició Manlio Fabio Beltrones en 2015. Solamente el Consejo Político puede elegir al dirigente sustituto.
Juárez Cisneros puede presentarse como aspirante a presidente sustituto y hacer caso a lo que le han pedido: que concluya el periodo hasta agosto 2015; sin embargo, corrientes priístas manifestaron su deseo de que el proceso se adelante, lo que llevaría a que se pudiera lanzar una convocatoria en febrero de 2019.
De cualquier manera, a partir de que concluya el proceso electoral, el encargado de la dirigencia nacional contará con 60 días para convocar al Consejo Político y tratar el tema del presidente sustituto.
Nadie, hasta el momento, ha levantado la mano para ser sustituto, y en caso de que Juárez Cisneros declinara, podría aplicar la prelación vía la secretaria general, Claudia Ruiz Massieu, o el secretario de organización, Rubén Moreira.
Democracia Interna, corriente que encabeza Ulises Ruiz, pidió que se adelante la elección y que se haga por consulta a la base.
Otra de las corrientes que está a favor de adelantar el proceso es Alianza Generacional en la que participan José Encarnación Alfaro, Héctor Yunes y Jorge Alberto Aguilar Iñárritu, entre otros.
Ambas llamaron a que la elección se lleve a cabo por el método de consulta a la base para democratizar al partido y legitimar a sus todos sus representantes.
En una reunión con Juárez Cisneros, Alianza Generacional urgió a regresar al partido a sus bases para reconstruir su capacidad de gestión:
“Debemos entender las lecciones que nos arroja el resultado de la elección; la determinación de una sociedad que votó en contra de la arrogancia en el ejercicio del poder, la ineficacia, la corrupción, la impunidad, con la que identificaron nuestras siglas; y asumir que también nuestra militancia se expresó en contra del burocratismo y del autoritarismo en la toma de decisiones”, expresó José Encarnación Alfaro Cázares durante el encuentro.
El senador Héctor Yunes, quien se encargó de coordinar la campaña de José Antonio Meade en Veracruz, manifestó la necesidad de lograr la democracia al interior del partido: “Debemos cumplir con los procedimientos que señalan nuestras normas para la elección de la dirigencia sustituta; se tiene que iniciar el diseño del proceso democrático para la elección de la dirigencia que conducirá al partido en su proceso de refundación; una dirigencia que deberá ser electa por consulta a la base militante”.