México, D.F. / Diciembre 15.-
El presidente Felipe Calderón reconoció que el caso de Hugo Alberto Wallace evidenció la falta de atención, sensibilidad, lentitud o ineficacia de las autoridades en el combate a crímenes como el secuestro, y ofreció combatir al crimen pero sin tolerar que en esa tarea la autoridad atropelle garantías individuales.
Al entregar el Premio Nacional de Derechos Humanos 2010 a Isabel Miranda de Wallace, Calderón dijo:
“Su caso ha puesto de manifiesto la barbarie con la que actúan estos criminales, la urgencia de que los mexicanos cerremos filas para poner un alto a la delincuencia y a la impunidad, particularmente en este delito del secuestro, y también evidencia la falta de atención, de sensibilidad, la lentitud o la ineficacia, son muchas expresiones que pueden caracterizar a las autoridades, atendiendo un caso específico, o muchos casos específicos, como los que han ocurrido en el país”.
Ofreció que en el combate al crimen organizado la autoridad no viole la ley o los derechos humanos.
“Nosotros partimos de la premisa de que la impartición de justicia y la defensa de los derechos humanos no son excluyentes. Y por eso no toleraremos que se combata al crimen violando la ley ni admitiremos que se aplique la ley atropellando garantías individuales”, afirmó.
“Sólo habrá justicia, como bien decía el doctor Raúl Plascencia, presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), cuando los servidores públicos cumplamos con el deber que tenemos encomendado”, añadió Calderón.
La causa abanderada por Miranda, expuso Calderón, “estoy seguro que es la causa de todos los mexicanos”.
El titular del Poder Ejecutivo federal consideró excelente idea la de construir un memorial de las personas víctimas de plagio.
Reconoció también la idea de la importancia vital de defender a las víctimas del secuestro, “las grandes olvidadas de la procuración de justicia durante años y durante décadas en el país”.
Con su tenacidad, Isabel Miranda envió un mensaje fuerte y claro a toda la sociedad: “Nadie, bajo ningún motivo, bajo ningún pretexto, bajo ninguna circunstancia, debe escapar de la acción de la justicia”.
Aquí está, dijo Calderón, “una prueba indiscutible del enorme poder que tiene la ciudadanía para transformar a México”.
El derecho a las libertades, explicó el mandatario, es lo que lo mueve a combatir frontalmente a la delincuencia, pero recalcó la urgente necesidad de la participación ciudadana como motor para fijar políticas de Estado.
“Sin la suficiente capacidad de asombro, el involucramiento y la participación de menores, incluso niños en los actos más crueles y despiadados de violencia que no puedo calificar formalmente de criminales, eso dependerá de los jueces, pero es una violencia que está, precisamente, en el corazón de nuestra sociedad y que hay que erradicarla de ahí”.
Para ello, indicó, es necesario educación, prevención, participación ciudadana, promoción de una cultura de la legalidad y una vuelta a valores fundamentales de respeto a la vida, al trabajo, a la responsabilidad.
Muchos jóvenes, adujo, no tienen oportunidades pero también “necesitamos un verdadero esfuerzo social, de gobierno en todos sus niveles, para poder crear ese ambiente que restituya la tranquila convivencia en el orden donde unos seamos respetuosos de otros”.
Calderón ofreció a Isabel Miranda retomar “como puntual su señalamiento para fortalecer la Subprocuraduría de Investigación en Delincuencia Organizada (Siedo)”, que como otras requieren de un enorme esfuerzo de revisión, depuración y fortalecimiento.
“Necesitamos todos poner los ojos y nuestra exigencia para que en todo el país, en todos los órdenes de gobierno, en todas las policías, en todas las procuradurías, en todos los tribunales de justicia, en todas las instancias competentes de la seguridad y la justicia en México haya un esfuerzo similar en donde no descansemos todos los mexicanos hasta tener las instituciones de seguridad y justicia que merecemos”.
Porque, agregó, “es ahí donde se ha incubado la impunidad de la delincuencia; es ahí donde los mexicanos tenemos truncos nuestros instrumentos y nuestra capacidad para alcanzar a los delincuentes”.
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