México, D.F.-
El modelo de reforma energética planteado en México no es “un invento del capitalismo salvaje”, toda vez que considera las experiencias de las más avanzadas socialdemocracias de Europa y América Latina.
Así lo señaló el titular de la Secretaría de Energía (Sener), Pedro Joaquín Coldwell, al comparecer ante comisiones del Senado, en donde reiteró que México se encuentra ante el reto de buscar una reforma energética que beneficie el interés de los mexicanos y de la seguridad energética de la nación.
Aseguró que las reforma planteada traería consigo mejoras en la eficiencia de los procesos de transmisión y distribución en el caso de la electricidad, así como de explotación y producción de la industria petrolera, mediante el fortalecimiento de Pemex y la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Ante los representantes de las comisiones unidas de Energía del Senado, expuso que el objetivo no es solo atraer inversión que permita impulsar al sector energético, sino atraer la tecnología necesaria para su fortalecimiento.
Ello permitirá aprovechar los recursos que hasta hace algunos años eran inaccesibles, como los no convencionales y en aguas profundas en el caso de la industria petrolera; así como los recursos renovables como el sol y el viento, viables para garantizar energía limpia.
Insistió en que de no aplicarse dicha reforma, México corre el riesgo de no sumarse al proceso de reindustrialización que se vive hoy en Norteamérica, encabezado por Estados Unidos.
Al hablar sobre por qué se plantea la aplicación de contratos de utilidad compartida y no concesiones, explicó que por las mismas consideraciones que el gobierno de Lázaro Cárdenas del Río (1934-1940) previó cuando promovió la reforma constitucional.
Refirió que el entonces presidente de la República expuso que las concesiones estaban mal reguladas y se veía como una obligación del Estado otorgarlas, además de que no había un régimen de revocación de las mismas.
Pero además, señaló, Cárdenas del Río fue visionario al establecer un sistema de contratos de producción compartida y puntualizar que no estaba en contra de la inversión de particulares en la explotación del petróleo.
En todo caso, lo que el mandatario mencionaba en aquel entonces es que quería que se regulara esa participación de particulares de manera distinta “y por ello estableció los contratos”.
El secretario de Energía insistió además en que Petróleos Mexicanos (Pemex) y la CFE pueden competir, pero para ello es necesario un nuevo régimen fiscal, una reorganización interna y prácticas de gobierno corporativo, en el primer caso, y una reorganización interna, en el segundo.
El modelo energético que se puede construir hoy aquí puede ser inédito para el país, ya que ahora lo que se busca es liberar a la CFE y a Pemex de sus ataduras y permitirles competir con flexibilidad, señaló.
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