México, D.F.-
John Jairo Guzmán Vásquez contó que tras escapar de sus captores en México, un taxista lo llevó al consulado colombiano, donde fue atendido y coordinada su repatriación a su país natal, adonde llegó ayer.
En una breve declaración, el sudamericano secuestrado hace 57 días, por un grupo de hombres vestidos de policías, explicó: Después de la huida de mis captores, gracias a Dios un taxista me llevó al consulado y allá pedí mi repatriación.
Su esposa, Luz Edith Sarmiento, contó que los secuestradores de Guzmán le habían exigido no denunciar el plagio: Me decían que no denunciara porque podían matar a mi esposo, que ponía en riesgo la vida de mis hijas y la mía.
Agregó que comenzaron exigiéndole una suma millonaria por la libertad de Guzmán, pero luego la extorsión terminó en 40 millones (de pesos colombianos, unos 270 mil pesos mexicanos).
Y continuó: Cuando me llamó estaba llorando, me decía estoy bien, me volé, me volé. Me decía que sacara a las niñas del colegio que las pueden matar.
Álvaro Calderón, director de Asuntos Consulares de la Cancillería, dijo que las autoridades conocieron el 20 de septiembre el secuestro, pero fue el 23 de ese mes cuando confirmaron de que se trataba de un colombiano identificado como John Jairo Guzmán Vásquez, por el pasaporte que se cayó en el automóvil de donde fue extraído por sus captores, vestidos de policías, en calles de la colonia Narvarte.
Señaló que Guzmán está siendo atendido médicamente, pues tiene las marcas de las torturas que sufrió en el secuestro. Llegó supremamente golpeado, con traumatismo físico.
El Ministerio de Relaciones Exteriores informó que John Jairo entregará detalles sobre su rapto a la Policía de Colombia.
En un comunicado, confirmó que el sudamericano de 44 años de edad llegó repatriado ayer por la madrugada a Bogotá.
Anunció que pedirá a las autoridades mexicanas agilizar la investigación en torno a esta situación para esclarecer lo sucedido y lograr dar con los responsables del secuestro.
El miércoles, antes de viajar a su país, John Jairo declaró ante la procuraduría capitalina que logró salir del lugar en que estaba secuestrado por una ventana.
Luego de pedir “aventones” y preguntar, llegó a su embajada, donde confesó, al igual que con la procuraduría que se dedicaba al robo, por cuenta propia, en establecimientos, y que la mercancía la vendía en Plaza Meave. (Con información de Claudia Bolaños y Notimex)
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