Cd. de México.-
Madres de recién nacidos reportan la escasez de vacuna BCG, que forma parte del cuadro de vacunación de la Secretaría de Salud, en diversos centros de salud de la zona Norte de la Ciudad de México.
La vacuna BCG, al igual que la de la hepatitis B, son las primeras vacunas que los bebés deben recibir.
La vacuna lleva el nombre de BCG por el Bacilo de Calmette y Guérin. Sirve contra la tuberculosis y se aplica desde recién nacidos hasta los niños menores de 5 años y deja una cicatriz en el brazo posterior a su aplicación.
Magda Rodríguez, habitante de la colonia Casas Alemán en la alcaldía de Gustavo A. Madero, lleva un par de semanas buscando una clínica o centro de salud aledaña en donde puedan suministrarle la vacuna a su bebé.
Según su relato, acudió a cinco clínicas del ISSSTE y el IMSS a buscar la vacuna BCG. En tres de ellas le pidieron anotarse en una lista de espera para suministrarle el antígeno.
Al paso de los días, Magda no ha conseguido la vacuna para su recién nacido, lo que la motivó a buscar a otras mamás para que puedan comprarla, pues en el sector privado pueden vendérsela pero son varias dosis y ella sólo necesita una.
El costo de la vacuna, que algunos médicos particulares aplican en multidosis, va de los 200 a los 1000 pesos, lo que depende del número de pacientes y de los mismos médicos particulares.
Ante la pandemia por coronavirus, el temor de acudir a las clínicas y centros de salud se ha extendido, lo que ha incrementado que las madres recurran al sector privado.
–Cae vacunación en México
Sin embargo no sólo hay una caída en vacunación de BCG, sino de otras más.
“El Covid-19 ha hecho de la vacunación como rutina un desafío desalentador”, afirma la directora de UNICEF, Henrietta Fore.
“Debemos evitar un mayor deterioro en la cobertura de la vacunación y reanudar urgentemente los programas de vacunación antes de que las vidas de los niños se vean amenazadas por otras enfermedades. No podemos cambiar una crisis de salud por otra”. La alerta fue emitida por los organismos de Naciones Unidas en el contexto de la publicación de los últimos datos sobre la tasa mundial de cobertura de vacunación. El archivo sobre México, que comprende el periodo 2008-2019 y está elaborado con base en datos de las autoridades nacionales y de proveedores de servicios sanitarios, exhibe un deterioro en prácticamente los ocho rubros en observación.
El porcentaje de infantes nacidos a los que se les suministró la BCG o bacilo de Calmette-Guérin, la vacuna contra la enfermedad de tuberculosis, fue de 76% en 2019, 20 unidades por debajo del nivel registrado el año previo. Las mismas malas notas saca México en la estimación de lactantes vacunados contra la difteria y el tétanos, 84% recibió el año pasado al menos una dosis de DTP, en 2018 el nivel fue de 90% y en 2015 de 99%. La cobertura de hasta la tercera dosis de DTP3 fue de 82%, el nivel más bajo de la última década.
Los resultados son adversos en el rubro de la poliomielitis, que puede provocar parálisis irreversible. En 2019, 82% de los recién nacidos recibieron las tres dosis de la vacuna Pol3, 6% menos que el año anterior. En cuanto a la tasa de aplicación de la vacuna antipoliomielítica inactivada (IPV1) fue de 84%, muy distante del 99% registrado en 2015.
En 2019, uno de cada cuatro lactantes en el país no recibió su primera dosis contra el sarampión (MCV1), 73%, en contraste con 2018, cuando la cobertura contra un virus que puede ocasionar ceguera, encefalitis y defunción, fue de 97%.
México figura entre los países que ha introducido una segunda dosis de vacuna contra el sarampión (MCV2) como medida suplementaria de inmunización. El número de infantes que recibió la dosis conforme a las “recomendaciones del programa nacional” fue de 73% en 2019, frente a 99% en 2018. Según el grupo de expertos de asesoramiento estratégico en materia de inmunización de la OMS, “el costo de hacer frente a un brote de sarampión puede ser 20 veces mayor que el costo de las vacunas que podrían haberlo evitado”.
También sufrió retroceso la aplicación de la primera dosis contra la rubéola, por lo regular leve en los niños, pero que durante el comienzo del embarazo puede dar lugar a muerte fetal o síndrome de rubéola congénita, que a su vez puede provocar daños en el cerebro, el corazón, ojos y oídos.
La aplicación de la vacuna RCV1 fue de 97% a escala nacional en 2018 y disminuyó a 73% en 2019. Simultáneamente se dieron pasos hacia atrás en contra de la Haemophilus influenzae tipo b (Hib), enfermedad que provoca meningitis y neumonía. La aplicación de las tres dosis de la vacuna contra Hib se estimó en 82% el año pasado y en 88% en 2018. La inmunización ante las enfermedades por neumococos, como neumonía, meningitis, sinusitis y la bronquitis viene en declive desde 2015, cuando se inoculó a 93% de los infantes. El año pasado fue a 86%.
La cobertura nacional con tres dosis de vacuna contra la hepatitis B, infección viral que afecta el hígado, contabilizó una cosmética mejora en 2019 con respecto a 2018, 56% frente a 55%, respectivamente; pero muy distante de 2012: 99%.
Un patrón parecido muestra el antídoto en contra del rotavirus, causante de enfermedades diarreicas graves entre los niños pequeños; hubo una mejora en 2019 con relación a 2018, 82% y 77%, pero lejos está de la aplicación universal de 2012.
La OMS ha insistido en que el hecho de que los países no registren casos no significa que la enfermedad haya desaparecido, más bien, es resultado de años de exitosas campañas de inmunización que deben permanecer vigentes.
México está libre de sarampión, polio, rubéola, fiebre amarilla y difteria, pero no de parotiditis o paperas al registrar 8 mil 9 casos en 2019, más del doble contabilizado en 2016, 3 mil 646.
Tampoco le ha ganado la batalla a la tosferina, denominada pertussis, con 874 casos en 2019, arriba de los 783 en 2018, ni al tétanos, 35 y 23 casos, respectivamente.