Ciudad de México.-
El Palacio Legislativo de San Lázaro, sede del Congreso de la Unión, donde el próximo 1 de octubre rendirá protesta Claudia Sheinbaum Pardo como la primera presidenta de México, quedó completamente blindado por policías y personal parlamentario para evitar la presencia de manifestaciones, bloqueos y protestas, a 10 días del evento protocolario.
Desde la medianoche del viernes y el sábado el recinto legislativo, donde se prevé la asistencia de al menos 16 mandatarios de otras naciones, empezó a ser resguardado con elementos de Fuerza de Tarea, antes granaderos, de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad, quienes atravesaron camiones, algunos con blindaje y colocaron vallas metálicas de más de dos metros de altura en las calles que circundan los accesos a la Cámara de Diputados.
Esta zona en el antiguo barrio de La Candelaria y la exestación del tren de San Lázaro, que durante el proceso de aprobación de la reforma judicial fue escenario de protestas y manifestaciones de trabajadores, jueces y magistrados, ya se encuentra bajo resguardo de uniformados e, incluso, algunos militares vestidos de civil que impiden el paso.
Elementos de Resguardo Parlamentario y algunas patrullas de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la capital están controlando los filtros y se espera que en los próximos días elementos del Ejército Mexicano y la Guardia Nacional asuman el mando de la seguridad de la llamada zona cero de cara al próximo 1 de octubre.
Persisten quejas de comerciantes
Ante el cierre, comerciantes de la zona expresaron su molestia, pues las ventas se han visto afectadas desde que los trabajadores del Poder Judicial tomaron los alrededores de la Cámara de Diputados en rechazo de la reforma judicial.
“Nos afecta en las ventas, porque ya no vienen los trabajadores como normalmente lo hacen. Sin el paso de la gente, las micros y todo, pues ya no vendemos igual. Nos compran poquito los de aquí, las ventas disminuyeron como 50%”, comenta Javier, propietario de un puesto de tacos de barbacoa.
Roberto, un vecino de la colonia 10 de Mayo, subrayó que la toma del recinto ha afectado la vida cotidiana de los habitantes de la zona, pues no los dejan ingresar con normalidad a sus propias casas.
“Mi familia tiene 70 años trabajando en esta colonia y acá han habido cierres de la CNTE, de la Antorcha Campesina, de todo. La gente hasta eso había sido relativamente respetuosa, pero con el paro del Poder Judicial no dejaban ni pasar a las señoras mayores, gente que se supone que es culta y preparada”, dijo; y el taquero Cresencio explicó que las ventas de su puesto han bajado 70%.