México, D.F. / Noviembre 21.-
¡Pum! Fue lo que escucharon algunos. ¡Cataplúm! Oyeron otros. ¡Paf! Sintieron aquellos.
Diferentes formas de expresar el sonido, pero todos percibieron la explosión. Para nadie fue inadvertido.
La celebración del 101 aniversario del inicio de la Revolución mexicana no se les olvidará a los habitantes del suroriente mexiquense.
Un minuto después del medio día, según el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), retumbó en sus centros la tierra, como dice la letra del Himno Nacional, pero no al sonoro rugir del cañón.
El estruendo que cimbró la tierra tuvo su epicentro en el interior del volcán Popocatépetl.
“Este domingo a las 12:01 horas se registró una exhalación moderada, con un leve componente explosivo, que generó una columna de ceniza que alcanzó una altura aproximada de 2 kilómetros por encima del cráter”, consignó el reporte oficial difundido por el Cenapred.
Muchos la vieron más grande. De siete a 17 kilómetros fueron los primeros reportes de las autoridades locales y los propios residentes.
“La columna se desplazó inicialmente con dirección norte por lo que se puede esperar la caída de ceniza fría en los sectores ubicados principalmente al norte del volcán.
“Se tienen reportes de que el evento fue escuchado en Amecameca, lo cual corresponde al leve componente explosivo ya citado”, se lee en el informe del Cenapred.
Y así fue. La tranquilidad de los amecamequenses se azoró con el despertar otoñal del Coloso de Anáhuac, nombre elegante con el que llaman al volcán los expertos.
La pancita, la birria, el consomé y los sopes dominicales, acompañados de su respectivo atole o café de olla, supieron diferente esta vez.
Esther Martínez estaba almorzando cuando se registró el tremor. “Se escuchó una explosión muy fuerte, como si hubiera reventado un tanque de gas. Todo se movió”. Contó.
María Teresa Hernández, se encontraba en el segundo piso de su vivienda, cuando se registró el estruendo. “Se escuchó muy fuerte, como si una llanta de un carro explotara en tus oídos. Luego voltee a la ventana y vi una columna de humo grandísima y muy negra”, recordó.
Un temor colectivo invadió a los habitantes. “Nunca se había sentido tan fuerte una explosión, ni cuando hizo erupción en el 2000, ahora sí nos dio miedo”, dijo Esther.
Al final todo quedó en un susto. No se registraron daños en las comunidades cercanas a Don Goyo, como los habitantes le llaman al volcán.
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