Ciudad de México
Al centro de una campaña mediática considerada como un “linchamiento político” por muchos, el historiador e investigador egresado de la UNAM multipremiado y propuesto por la presidencia para ser embajador de México en Panamá, Pedro Salmerón, es uno de los más destacados intelectuales del país en los últimos años.
Doctor en historia por la Universidad Nacional Autónoma de México, ha escrito diez libros como autor único, tres más en coautoría y ha publicado alrededor de 40 artículos académicos y capítulos en libros colectivos sobre la historia de México en los siglos XIX y XX.
Entre sus libros destacan La División del Norte (2006), Los carrancistas (2010) y 1915: México en guerra (2015).
Ha difundido la historia en centenares de conferencias, programas de radio, revistas, artículos de periódico, documentales cinematográficos y guiones museográficos. En 2011 recibió el premio Jóvenes Científicos en el área de Humanidades de la Academia Mexicana de la Ciencia.
En 2016 fue reconocido con el premio “Francisco Javier Clavijero” del INAH, por la mejor investigación histórica publicada en 2015 y dos años después fue merecedor del reconocimiento “El mayor de los Dorados,” otorgado por el Enlace Cultural Villa-Zapata y la familia del general Francisco Villa.
Actualmente el investigador es articulista de La Jornada y director del Museo Regional de Guadalajara.
El LINCHAMIENTO
Tan pronto fue propuesto por la Presidencia de la República como embajador en Panamá el pasado 17 de enero, y de inmediato fueron revividas en medios y en redes sociales acusaciones por presunto acoso sexual en contra de Salmerón.
Personas que han salido en su defensa, consideran que los ataques hacia su persona, que no han sido catalogados como crímenes o delitos, son motivados con fines políticos, que pueden estar siendo orquestados desde la oposición o incluso dentro del acostumbrado fuego amigo morenista.
De hecho, dentro del mismo gobierno de la 4T existen personajes que están en contra de que el Presidente Andrés Manuel López Obrador proponga de embajadores a intelectuales o personajes que no pertenezcan al servicio consular o diplomático.
“La violación es un delito, pero el coqueteo insistente o torpe no lo es, ni es la caballerosidad una agresión machista. Esta justicia expedita tiene víctimas, hombres a los que como castigo no se les permite ejercer su profesión.
“Son forzados a renunciar y más, cuando lo único que hicieron mal fue tocar una rodilla, intentar robarse un beso o hablar de cosas ‘íntimas’ en una cena de trabajo o enviar mensajes con connotaciones sexuales a una mujer que no correspondía esos sentimientos”, argumenta uno de los defensores de Salmerón.
Desde el punto de vista de defensores del historiador, #MeToo ha provocado en la prensa y en las redes sociales una campaña de delaciones y de inculpaciones públicas de individuos a quienes, sin que se les permita la posibilidad ni de responder ni de defenderse, han sido colocados en el mismo plano que los agresores sexuales.
“Esta justicia expedita ya tiene sus víctimas, hombres sancionados en el ejercicio de su oficio, obligados a la renuncia, etcétera, cuando no han tenido como error sino haber tocado una rodilla, intentar robar un beso, hablar de cosas ‘íntimas’ después de una cena profesional o de haber enviado mensajes de connotación sexual a una mujer con la cual la atracción sexual no era recíproca,” apunta uno de las personas que critican la campaña en contra de Salmerón.
Recientemente el presidente de la República Andrés Manuel López Obrador, pidió evitar “juicios sumarios” contra el historiador.
“Tienen ellas que presentar sus denuncias y acudir al Ministerio Público y, con toda la protección, para señalar lo que padecieron, y la autoridad competente tiene que resolver, pero no juicios sumarios y más cuando se tratan de asuntos políticos”, afirmó el mandatario federal.