México, D.F. / Mayo 20.-
De manera exponencial el crimen organizado ha multiplicado sus ganancias generadas por el robo de combustibles a Petróleos Mexicanos (Pemex). En sólo tres años el saqueo a ductos de la paraestatal creció; casi se triplicó.
La mayoría de los robos a las líneas de Pemex se han dado en el estado de Veracruz.
De acuerdo con información de Pemex en 2006 inició el crecimiento del saqueo a los ductos. En 2003 fueron detectadas 152 tomas clandestinas, mientras que en 2004 fueron 110 y en 2005 se descubrieron 136.
Para el año 2006 el número de ductos saqueados creció a 220. Para 2007 la cifra pasó a 323 y para 2008 a 396, es decir casi 300 por ciento en relación con la cifra de 2005.
Desde el 1 de enero último hasta el día de ayer, Pemex ha registrado el robo en 151 ductos.
El aumento del saqueo a los ductos, mediante tomas clandestinas, en el estado de Veracuz pasó de 78 en 2006 a 160 en 2008.
Durante años, Petróleos Mexicanos ha sido presa del crimen organizado; el robo de combustibles es una práctica común que afecta no sólo las finanzas de la paraestatal sino la seguridad de la infraestructura de transporte, especialmente la red de ductos.
Desde 2003 al día de hoy la paraestatal registró un total de mil 488 tomas clandestinas. Veracruz, Guanajuato, Coahuila, Puebla, Nuevo León e Hidalgo son los estados con mayor incidencia.
De Pemex el crimen organizado no sólo sustrae gasolinas o diesel. Ha extendido su campo de acción al robo de petróleo crudo, gas natural o condensados, incluso a boca de pozo o en las terminales de almacenamiento o distribución.
Denuncias de la paraestatal revelan la existencia de actos ilícitos. En la Cuenca de Burgos, la mayor zona productora de gas en México, donde la delincuencia organizada extrae directamente de los pozos productores los denominados “condensados”, que son hidrocarburos ligeros que provienen de yacimientos de gas o que se recuperan en la superficie y que más tarde se comercializan entre empresas establecidas.
De acuerdo con especialistas, los condensados se utilizan para elaborar gasolina o turbosina, los combustibles más ligeros, y en algunos casos como solvente en diversas industrias.
También en los puertos de desembarque Pemex se ha visto sometido al robo de hidrocarburos mediante la alteración de los equipos que desalojan los barcos o en los mismos complejos petroquímicos, de donde se sustraen.
De hecho, la mayor parte de robo de combustibles (92%) lo realizan bandas organizadas que operan desde dentro y fuera de las instalaciones mediante la ordeña de ductos, siendo la filial Pemex Refinación la más afectada; el resto se realiza en oleoductos de Pemex Exploración y Producción y en gasoductos de Pemex Gas y Petroquímica Básica.
Estos ilícitos le ha llegado a costar a la paraestatal alrededor de 2 mil millones de dólares anuales, de acuerdo con estados financieros de la propia empresa.
Investigaciones realizadas por PGR, Policía Federal , Función Pública y Dirección Corporativa de Administración de Pemex revelaron la existencia de casos que apuntaban a altos funcionarios de la petrolera coludidos con bandas delincuenciales así como trabajadores sindicalizados y de confianza, de bajo, mediano y alto nivel.
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