México, D.F. / Dic. 24
Apenas si alcanzan el buzón, pero a ellos no les importa, con tal de enviarle una carta a Santa clós. Ya sea parados de puntitas o ayudados por sus padres, los pequeños lucen emocionados y felices, con la ilusión en el rostro, aquella que no sabe de crisis, ni de tristezas.
El buzón se encuentra en la entrada del Palacio Postal, en la calle de Tacuba esquina con Lázaro Cárdenas. Ese edificio recibe a los infantes, que con caligrafía temblorosa, plasman sus deseos y un pequeño reporte sobre su comportamiento en el año.
En medio de la vorágine de autos y gente con prisa, los niños dejan su carta en espera de que sus deseos lleguen al Polo Norte, donde, dicen, vive el gordito barbón.
“Le pedí un microscopio, porque me gusta investigar”, dice Sandra, una pequeña de cinco años que se ha portado muy bien durante el año. Su hermanito, de tan sólo tres, pidió una autopista.
Respecto a cómo le irá a Santa esta Navidad, Dulce Abraham, madre de Sandra, dice: “Ojalá bien, con la crisis… que le eche ganas”.
Brenda no pidió ningún juguete, ni escribió carta, sólo desea pasar una feliz Navidad junto a sus seres queridos. “Para mí lo mejor es tener una familia completa, que no falte alguien”, explica la chiquilla de 11 años.
Ella acudió al palacio, con su madre y hermana, para depositar la carta de una prima, quien no pudo ir por falta de permiso. Tal vez a los Reyes Magos les pida algo, aunque aún no sabe.
Sofía, de ocho años, vive en España, pero está de vacaciones en la capital. Este 25 de diciembre espera hallar bajo el árbol varios videojuegos.
En cuanto al comportamiento, “yo siempre me porto muy bien”, explica.
Entre las peticiones a Santa destacan los videojuegos, bicicletas y muñecas. La mayoría de los niños dijeron haberse portado bien, pero no faltaron los que hicieron travesuras, como Maciel, quien se portó mal algunas veces; o Dominica, quien admite ser un poquito traviesa.
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