Monterrey, N.L.-
Hasta septiembre pasado, autoridades de Nuevo León contabilizan un total de mil 222 homicidios violentos en lo que va del año. Algunos no serán recordados durante los festejos por el Día de Muertos: acabarán en la fosa común al no ser identificados. Son las víctimas anónimas de la “guerra” librada en el estado.
En comparación con el año pasado, los muertos han disminuido en un 38%, una diferencia de 779 personas fallecidas. La brutalidad de los homicidios ha acabado con la capacidad de asombro entre los regiosmontanos.
Como parte de los muertos que no recibirán una ofrenda de nadie están los 49 cuerpos encontrados en una carretera que conduce al poblado de San Juan, en Cadereyta, el pasado 13 de mayo.
Los cadáveres fueron inhumados en una fosa común ubicada en el municipio de Cerralvo. Este Día de Muertos sus tumbas lucen solas.
Aunque se aplicaron pruebas de ADN con familiares de personas reportadas desaparecidas en el norte de México, la Procuraduría de Justicia de Nuevo León no logró identificar a las víctimas.
La esperanza de identificar estos cuerpos, sin cabeza, manos ni pies, quedó centrada en capturar a los integrantes dque realizaron esta atrocidad.
No obstante, la posibilidad de determinar la identidad de los muertos se diluyó cuando personal del Ejército Mexicano aseguró que el presunto cabecilla de la banda solamente recibió los cuerpos mutilados en un camión de carga, y posteriormente dijo en su declaración: “Fui y los tiré en una zona despoblada por órdenes de mis superiores”.
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