México, D.F.-
Miles de capitalinos han vivido estas últimas semanas con el temor de una nueva réplica del sismo del 20 de marzo, o peor aún, con el miedo de que se registre uno mayor.
Personas que habitan en casas de planta baja o en edificios altos comparten la preocupación por un movimiento telúrico.
“Me siento muy insegura, ya no sabemos a qué hora va a suceder otro; ya nada más andamos viendo el foco de la casa, que es el que nos advierte que está temblando. Tenemos temor de que suceda algo más feo”, narra Gabriela Cortes Zapata.
Su hijo, José Ernesto, de 10 años, cuenta que también teme a los temblores y se pone muy nervioso.
Sin embargo, hay algunos, los menos, que con cada réplica logran mantener una mayor calma, quizás porque “como que ya se va uno acostumbrando”, dice Rafael Santillán Cortés.
Son los más jóvenes, como Lesli, de 15 años, quienes en su memoria no tienen imágenes de la tragedia que significó el terremoto de 1985, por lo que ven con tranquilidad un movimiento telúrico.
“Lo tomo normal, con calma, sin exaltarme. No le tomo mucha importancia”, cuenta la adolescente.
Como ella, Yeimi, de 18 años, dice que sabe que con un temblor sólo se moverán algunas cosas, pero no pasara a mayores.
Angelina Huerta Hernández siente muy diferente. Al primer movimiento, “me da miedo, pienso que a la mejor se va a acabar el mundo”.
Su malestar es similar al de Jorge Díaz, de 67 años, quien dice sentirse preocupado con tanto temblor.
La historia de Olin Olguin también es de temor, aunque en su trabajo: es brigadista de Protección Civil. Hace cuatro meses aceptó ser integrante de quienes ayudan a desalojar su edificio de trabajo durante un siniestro. Él tiene miedo de trabajar en el centro de la ciudad, considerada la zona de mayor sismicidad y mayor riesgo.
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