Auckland, Nueva Zelanda.-
A las 9 de la mañana del 13 de noviembre, todo era como cualquier otro día normal en Auckland, Nueva Zelanda.
La gente caminaba con algo a prisa hacia sus trabajos y los negocios empiezan a abrir sus puertas.
Sin embargo, hay un lugar donde el día no es como cualquier otro.
El restaurante Besos Latinos, uno de los lugares donde transmitieron el partido entre México y Nueva Zelanda, comenzó a recibir a muchos de los mexicanos que viven en Auckland.
Hay que decir que el ambiente no era tan festivo como, seguramente, lo fue en los restaurantes o bares de México.
De hecho al entrar al restaurante pensamos que nos habíamos equivocado de día pues no escuchábamos ningún ruido.
Sin embargo, ahí estaba la gente, preparándose para el encuentro, nerviosos y ansiosos.
Durante los primeros 15 minutos algunas personas solo bebían café, pero después del primer gol el ambiente cambio por completo.
Entonces y sin importar que fueran las 10 de la mañana, comenzaron a salir las “coronitas”, las dos equis y cualquier otra marca cerveza mexicana que vendían en el lugar.
No faltó quien organizó una porra que decía: “el que no brinque es… kiwi…”.
Para nosotros, que no seguimos tanto el futbol, lo más emocionante fue encontrarnos en un lugar con tantos compatriotas, algo que hace mucho no vivíamos.
Fue muy bonito volver a ver a los aficionados con sus playeras de la selección y sus máscaras de luchadores.
Cuando los “All Whites” metieron su gol, solo uno de los tal vez tres “kiwis” que estaban en el lugar se levantaron de su lugar para festejarlo, de hecho podríamos decir que la anotación pasó desapercibido.
Entre los presentes, se encontraba el conductor de ESPN Fernando Schwartz quien animó a hacer “la ola” y aunque éramos poquitos comparados con todos los que estaban en el Estado Azteca, creo que a nosotros nos salió más bonita.
Como dicen: las emociones se viven más fuerte estando lejos.
Al terminar el partido todos corrieron de regreso a sus trabajos o actividades normales por lo que nosotros, al ver que nadie se quedaba, nos fuimos a comer a otro restaurante.
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