Monterrey, N.L.–
Dado que la discriminación limita derechos y libertades de las personas, además de estar construida socioculturalmente, su eliminación es uno de los temas torales del Plan Estratégico 2030, por lo que hay que visibilizarla para reconocerla y actuar en consecuencia.
Esta fue una de las lecciones del Foro Nuevo León Mañana sobre Desarrollo Social “Discriminación en Nuevo León: otra forma de violencia”, organizado por el Consejo Nuevo León para la Planeación Estratégica, en el que se expusieron los casos de personas migrantes, en pobreza y transexuales.
“Es un fenómeno social que vulnera la dignidad, los derechos humanos y las libertades fundamentales de las personas, pues pone a las personas en una posición de desventaja”, afirmó Martha Herrera González, presidenta de la Comisión de Desarrollo Humano del Consejo Nuevo León.
Raúl Zúñiga Silva, coordinador nacional de la Red Global de Acciones en Ciudadanía Participativa, señaló que la violencia simbólica o invisible introduce en la cultura ideas que no matan o lastiman de forma directa, pero va legitimando la violencia estructural poco a poco y va generando desigualdades.
Carla Escoffié Duarte, directora del Centro de Derechos Humanos de la Facultad Libre de Derecho de Monterrey, aclaró que el racismo y el clasismo se refuerzanmutuamente y a diario, además de que se vuelven incómodos porque en el imaginario no están presentes las desigualdades.
Un ejemplo de la fobia a la pobreza, o aporofobia, es la condena a los sitios irregulares, constituidos por personas que coinciden con el perfil de las más discriminadas y que no tienen alternativas para hacer sus vidas en condiciones de certeza jurídica y condiciones apropiadas de vivienda.
“La situación de los asentamientos informales o precarios en Nuevo León es muy significativa porque demuestra y evidencia cómo funciona el racismo y la aporofobia en el marco de nuestras sociedades”.
José Daniel Ponce Vázquez, consultor en derechos humanos, alertó que hay grupos sociales que viven de manera sistemática la discriminación, incluso desde instancias públicas, por lo que la polarización social actual es producto de ello y de la reproducción de estereotipos.
“Hay un círculo vicioso de la discriminación: hay una especia de relativización que impone una sola forma de ver el mundo, anula la autonomía, excluye a los que son diferentes, niega y restringe los derechos. ¿Los efectos? Fractura profunda de cohesión social”.
Mariaurora Mota Bravo, directora de Género, Ética y Salud Sexual, A.C., advirtió que en Nuevo León a las personas trans se les vulnera constantemente sus derechos a la identidad, que es llave de muchos derechos básicos; al libre tránsito, con detenciones arbitrarias y acoso; así como al trabajo y a la educación, por exclusión.
Antonio Cintora, consultor independiente, advirtió que en medios de comunicación y en redes sociales se reproducen acciones directas de violencia de género, homofobia e intolerancia, por lo que debe prevalecer el valor de la vida por encima de la clase y el dinero.
La discriminación fue definida como toda distinción, exclusión, restricción o preferencia que, por acción u omisión, con intención o sin ella, tenga por objeto o resultado obstaculizar, restringir, impedir, menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos humanos y libertades basado en uno o más de elementos como origen étnico o nacional, apariencia física, situación migratoria, etc.
Las distintas formas conexas de intolerancia, como la homofobia, la misoginia o cualquier manifestación de xenofobia, como la segregación racial, también son entendidas como discriminación.
En el foro también participaron Ana Fernanda Hierro Barba, directora de Consejo NuevoLeón; Genaro Alanís de la Fuente, secretario de Desarrollo Social de Nuevo León; Luis Eduardo VillarrealRíos, director de Casanicolás; y Loreto Rebolledo Rissetti, jefa de Animación Solidaria de la Vicaria Pastoral Social de Cáritas Chile.