FOTO: ANDREA JIMÉNEZ
Santiago, N.L.-
Decenas de “cazadores de tesoros“ han arribado a la Presa La Boca en busca de reliquias que podrían salir a la superficie ahora que el vaso está casi seco.
Los intrépidos buscadores llevan ya un par de semanas realizando visitas constantes al cuerpo de agua con la intención de encontrar objetos de valor que puedan coleccionar o vender.
Jaime Castañeda es uno de ellos: llegó desde las 11:00 horas a la parte trasera del embalse (por el camino a la cortina) para alejarse de sus “competidores“ y tener mayor posibilidades de encontrar alguna antigüedad.
“Estoy aprovechando que el nivel de la presa está muy bajo porque aquí andes había mucha gente, había como haciendas, sembradías y todo eso y vengo a buscar cositas antiguas de lo que tiraba la gente antes, moneditas antiguas y cosas como reliquias.
“Es a lo que viene uno, no vienes con el afán de encontrarte un tesoro, monedas de oro, ni nada, pero simplemente vienes a buscar cosas antiguas, cosas que la gente hace mucho se les caída, de aquella época“, dijo el vecino de la comunidad de Los Rodríguez.
Armando con su detector de metal, el santiaguense comienza a peinar el área con la esperanza de que el sonido del aluminio o el hierro se escuche rápidamente.
En una actividad meticulosa que requiere de mucha atención y sobre todo paciencia. Jaime lleva varias semanas asistiendo a la Rodrigo Gómez, tan pronto se enteró de que los niveles de agua bajaron; sin embargo, no es el primer lugar en el que ha incursionado.
Entre los objetos que ha podido recuperar del fondo, ahora expuesto, de La Boca están monedas, hebillas, botones, herramientas y demás. Alrededor de 20 minutos después de que arranca las pesquisas, el detector encuentra el primer metal. Con entusiasmo escarba un poco, pero es falsa alarma, no es más que una corcholata.
El hombre de 35 años prosigue su encomienda personal, pide que no le tomemos el rostro al menos que ya se haya alejado lo suficiente.
Media hora más tarde y alrededor de 30 metros alejado del punto donde inició el receptor vuelve a pitar, parece que ahora tuvo mejor suerte.
No es necesario preguntarle, él mismo nos llama para compartirnos que localizó tres monedas, dos de ellas, de Carranza, con valor de 100 pesos en aquel entonces (1 peso de ahora).
La fiebre por la búsqueda de objetos no es exclusiva de Jaime, vecinos del cuerpo de agua aseguran que desde hace semanas se ha desatado una euforia de coleccionistas que llegan al casi desaparecido cuerpo de agua en búsqueda de “tesoros“.