Brasilia, Brasil.-
Llegó el día. El Tri Olímpico se encuentra en el sendero de la eliminación. La palabra “fracaso” asedia a la escuadra de la Sub-23, que tiene una vía de escape de ese patíbulo que fulminaría sus sueños e ilusiones de subir a lo más alto del podio: ganar. Es la vida o la muerte.
México jamás le ha podido ganar a Corea del Sur, su rival de este miércoles, en la máxima justa deportiva de la humanidad. El saldo es de dos empates (0-0 ambos, en Atlanta 1996 y Londres 2012), así como un par de reveses: 3-5 en la capital británica (1948) y 0-1 en Atenas 2004.
“Los partidos están para jugarse. No nos vamos a relajar. En los Olímpicos están los mejores y debemos enfrentarnos a ellos [los coreanos], no cometer los mismos errores [que ante Fiji]. Sabemos que puede ser de vida o muerte para cualquiera. Hay que tener calma”, asume el portero de México, Alfredo Talavera.
Como refuerzo mayor, el veterano conmina a sus compañeros a evitar jugar como en los primeros 45 minutos del duelo pasado: “Debemos de evitar cualquier circunstancia que nos afecte y sin regalar nada”.
“Hay que enfrentarlo así, no queda de otra”, comparte el volante Hirving Lozano, quien aún no ha podido marcar en el certamen.
Vencer a Corea del Sur implica un acto de supervivencia para un conjunto que se enemistó con la buena suerte y ha hecho mancuerna con la calamidad. El triunfo le permitiría avanzar en la cima del Grupo C.
En caso de empate, los pupilos de Gutiérrez tendrían que mirar lo que sucede con Alemania y Fiji, porque una celebración teutona por goleada podría marginar al Tricolor de la justa y dejar vacante el trono olímpico. Una derrota nacional, combinada con la suma de tres puntos —altamente probable— de la “Mannschaft” es volver a casa para los seleccionados mexicanos.
El equipo nacional encara este choque con adversidades que suelen derivarse de una competencia tan corta y ríspida como la que se lleva a cabo en Brasil. El “ejército” del “Potro” tuvo el infortunio de ver caer a dos pilares que eran inamovibles en su esquema. Oribe Peralta, el goleador histórico mexicano en Olímpicos, y Rodolfo Pizarro causaron baja por sufrir fracturas ante Fiji (nariz y peroné, respectivamente).
La logística de los Juegos Olímpicos ha maltratado a los equipos del Grupo C. El Tricolor sufrió para viajar desde Salvador de Bahía a Brasilia (dos horas de vuelo) a las 8 de la mañana. El contingente nacional llegó a su destino, pero los jugadores no pudieron descansar, porque otros atletas todavía se encontraban en las habitaciones de su hotel de concentración, lo que generó molestia.
Con esos factores en contra, México busca mantenerse con vida en el certamen olímpico, del cual es campeón. El fracaso le mira ansioso. Es ganar o fracasar y morir.