Monterrey, N.L.-
Era un día muy caluroso en el área metropolitana de monterrey, todo el equipo de producción estaba listo y solo faltaba esperar a que la maquillista acabara de arreglar a los dos actores principales.
“Nos esperan tres arduos días de trabajo”, mencionó Alexander Raphael Bauer, director de fotografía y encargado de cámara de Orlando y Verónica, un cortometraje estudiantil con duración de 15 minutos.
El cortometraje es una producción audiovisual que dura sustancialmente menos que el tiempo medio de una película de producción normal. La mayoría de los cortometrajes estudiantiles duran entre quince y veinte minutos, lo cual implica, mínimo, dos días de grabación y otros dos días de edición.
La producción de este cortometraje incluyó siete diferentes departamentos entre los cuales se encuentran: departamento de producción, departamento de dirección, departamento de dirección de fotografía, departamento de iluminación, departamento de dirección de arte, departamento de dirección de sonido y, por último, departamento de edición.
“Cada persona está involucrada dentro de un departamento específico, y si cada quien hace lo que le corresponde, el trabajo es más ameno y organizado”, dijo el productor del cortometraje, Ricardo Díaz.
Un productor está encargado básicamente de llevar a cabo la idea y de trasmitirla o venderla. Además, es el encargado de organizar al resto del equipo por medio de hojas de llamado (los horarios de llegada de cada quien) entre otras funciones.
“En este caso, ya que es un cortometraje estudiantil, la finalidad no es vender nuestro producto, para nosotros, o más bien para mí, la finalidad es aprender y obtener más experiencia en el campo profesional en el cual quiero ejercer”, nos contó Díaz.
Díaz es estudiante de la licenciatura de relaciones internacionales, pero al momento de acercarse a la culminación de su carrera, descubrió lo que realmente lo apasionaba: la producción de cine y televisión. Fue por esto, que decidió hacer una concentración en producción de medios audiovisuales. En esta concentración Díaz lleva clases como guionismo para medios audiovisuales, el mundo a través del cine, producción de televisión, entre muchas otras materias.
“Estoy muy satisfecho con el trabajo que hemos realizado y pienso que la colaboración de todos fue fundamental para terminar el proyecto a tiempo, digo, a pesar de los bajos recursos económicos”, nos comentó Díaz.
Uno de los puntos primordiales que hace falta en los cortometrajes estudiantiles, son los recursos económicos. En este tipo de producción no hay productores ejecutivos o productores asociados, los cuales toman un rol de inversionistas en las producciones. Tampoco se cuenta con patrocinadores ni nadie más, excepto los propios estudiantes.
“No siempre puedes depender de un alto presupuesto para hacer las cosas bien. Digo, es cierto que tener un presupuesto fijo de un inversionista externo para no haber tenido que pedir al equipo, hubiera ayudado, pero se tienen que hacer las cosas bien con los recursos disponibles”, nos narró Ana Bárbara Medina, la directora y creadora del guion original, titulado Orlando y Verónica.
“El guión trata de un chico, Orlando, que se suicida dentro de su escuela, pero al momento de suicidarse y caer al piso el vuelve a despertar sin saber lo que ha pasado. Al caminar por los pasillos de la escuela no encuentra más que a una chica que viste un estilo muy raro y antiguo, Verónica. Ella le explica que él ha muerto y se encuentra atrapado dentro de la escuela, al igual que ella, porque existe algún objeto que sigue olvidado dentro de las instalaciones. Los dos espíritus colaboran para encontrar sus respectivos objetos y así descubrir la salida, no nada más de la escuela si no del mundo de los seres vivientes”, nos narró Medina.
Los integrantes del equipo de producción y hasta los dos actores invitados, estuvieron encantados con la idea desde un principio, lo cual los inspiró a hacer un mejor trabajo.
El trabajo de una directora es trasmitir la idea que tenga de las tomas para que el director de fotografía y encargado de cámara puedan realizar su trabajo a la hora de grabar. Además, la directora se asegura de que su idea se esté trabajando de manera adecuada.
Al preguntarle a Medina, como habían sido los días de trabajo, ella nos contestó lo siguiente, “fueron días muy pesados ya que empezábamos desde temprano y las condiciones climáticas no ayudaban a amenizar el trabajo, parecieron ser los días más calurosos en Monterrey”.
“A pesar de todo, creo que la producción fue un verdadero éxito, ambos productores fueron responsables a la hora de mandar los llamados y controlar al crew. Fungieron su papel adecuada y satisfactoriamente”, no mencionó Medina.
Desde un principio, todos se pusieron de acuerdo para elegir los días de grabación.
Se llegó a la conclusión de que tres días eran suficientes para realizar el proyecto. Pero al momento de estar grabando, todos dudaron acerca de su decisión.
“Los días no fueron suficientes como para llenar mis expectativas del guion original, pero es algo entendible; es decir, la producción tenía que acabar el proyecto para cierto día. Creo que lo que mas influyó sobre las expectativas que tenia sobre el guion original, fue la falta de equipo y la falta de responsabilidad de ciertos departamentos. Pero es el primer proyecto que la mayoría de nosotros hemos realizado, así que es algo normal. Fue una buena experiencia”, dijo Medina.
Alexander Raphael Bauer, el director de fotografía y encargado de cámara estuvo siempre al pendiente de las direcciones y sugerencias de la directora. El trabajo de un director de fotografía, es, como ya se mencionó anteriormente, trasmitir correctamente la idea de la directora por medio de las diferentes tomas que se hacen en la grabación. Además, trabaja junto con el departamento de iluminación para crear los efectos deseados; ambos departamentos están encargados de los equipos de grabación (cámaras, trípodes, etc.) y equipos de iluminación (luces, reflectores de luz, sombras, etc.).
“Yo tengo que asegurarme de la continuidad de la historia, es decir, que las escenas, aunque sean grabadas en días diferentes, se vean iguales. Por ejemplo, si el viernes la actriz estaba vestida de una manera o sentada de alguna forma, el sábado tiene que verse igual. Esto es para que al momento de la proyección, parezca que en realidad todo sucedió en tiempo corrido”, describió Bauer.
Dora Pereda, encargada de iluminación, nos explicó que tenía que realizar unos diagramas de iluminación por escena y así ayudar a la continuidad de la misma. “Si se nos olvida donde pusimos la luz ayer, es muy difícil volver a lograr el mismo efecto”, comentó.
Además de estos dos departamentos, el tercer departamento técnico es el de sonido; que como bien lo describe el mismo nombre, está encargado de la grabación de las voces y los sonidos ambientales que se puedan llegar a crear durante la grabación.
Por otro lado, uno de los departamentos que deja el tecnicismo por detrás y está más enfocado a la creatividad, es el departamento de dirección de arte. En este proyecto, la encargada de dirección de arte fue Ana Karen Villanueva, estudiante de mercadotecnia, que al igual que el productor, Ricardo Díaz, decidió hacer su concentración en producción de medios audiovisuales.
“Mi rol en este cortometraje fue asegurarme que las escenas se vieran bonitas, con los actores incluidos. Me hice cargo de maquillar a los actores y de que el vestuario fuera adecuado para el papel que estaban haciendo”, dijo Villanueva.
Normalmente, un director de arte también construye las escenas dentro de los estudios, pero como ya se mencionó, este fue un cortometraje estudiantil donde las locaciones no necesitaban ningún tipo de construcción o remodelación.
“Como se trataba de dos chicos o espíritus suicidas, se tuvieron que crear efectos para que en realidad pareciera que estaban muertos. Me divertí muchísimo haciendo este tipo de maquillaje y no solo cualquier maquillaje normal. Además el chico supuestamente se había cortado con una navaja entonces crear las cicatrices realistas, me creo un reto, pero al final, todo salió bien”, relató Villanueva.
Una sección fundamental, que no se incluye por el lado de la producción es la función de los actores. Sin ellos no habría manera de crear este tipo de proyectos.
En este proyecto había dos actores principales y dos secundarios. Los dos papeles principales fueron actuados por Paulina García Guajardo y Jonathan Machado, ambos estudiantes de comunicación.
Fueron elegidos de entre 15 personas que hicieron un casting que llevo a cabo la producción.
“Estoy muy contento de haber participado en este proyecto. Es uno de los cortometrajes más organizados e involucrados que he visto. En verdad vi mucho interés por parte del equipo para que el cortometraje saliera bien”, comentó Machado.
Ambos estudiantes fueron invitados a ser parte del proyecto y a pesar de que no iban a recibir nada a cambio, estuvieron muy agradecidos de haber sido elegidos.
García nos comentó que desde chiquita ha soñado con ser actriz, pero que esa no fue la razón por la cual estudia comunicación.
“Es mi sueño frustrado, pero en realidad me interesa más saber que pasa detrás de cámaras y aprender lo que se vive de ambos lados de la pantalla, como espectador o televidente y como productor o director del medio. Participar como actriz en este tipo de proyectos o en obras de teatro solo lo hago como un pasatiempo que me apasiona mucho”, contó.
Para todos los participantes del cortometraje de Orlando y Verónica, el fin de semana de grabación y los días de edición que se invirtieron, fueron días de mucho aprendizaje, además, fueron largos días de trabajo, pero sobre todo, a través de la participación y colaboración de todos, fueron días de mucha diversión.
Redactó Melissa Gómez, alumna de Comunicación del ITESM.-
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