Reynosa, Tamaulipas.-
La funeraria Valle de la Paz ha recibido más de 40 cuerpos de gente que falleció por Covid-19.
Ahí, como en otras funerarias, los incineran y los entregan en urnas a los deudos, la diferencia es que aquí todo el proceso es sin costo alguno, porque para Óscar Hinojosa Cantú, director del lugar, es una misión que Dios le encomendó.
“Yo tengo una lista de todo lo que estamos gastando: gas, que se consume bastante, equipo, sueldo de mis colaboradores, gasolina, energía eléctrica y desgaste de crematorio. Yo tengo factura de todo, es un servicio que cuesta 20 mil pesos, pero no hemos cobrado ni un centavo a los familiares, trabajamos con mucha sensibilidad, hasta la urna les damos”, platica Hinojosa Cantú.
El hombre, quien es un religioso ferviente, dice que tiene muy claro que “la muerte con pies iguales mide la choza pajiza y los palacios reales, es decir, todo ser humano tiene derecho a una digna sepultura”.
Óscar narra que ésta es la segunda ocasión que emprende “el ministerio” de dar tratamiento a los cuerpos a los que nadie les pone atención. La primera fue cuando acudió a levantar los restos de los 72 migrantes en San Fernando.
Asegura que aquella vez Dios le habló en agosto de 2010 y le pidió acudir al ejido El Huizachal a levantar a los extranjeros masacrados, para que pudieran tener una cristiana sepultura.
“Ahora, 10 años después, el creador se dirige a mí para que quienes mueren por coronavirus no se queden en refrigeradores, sino que lleguen a sus deudos”.
En ambos “ministerios”, asegura, no ha recibido pago alguno.
“Tuvimos una labor tremenda de levantar 72 cuerpos en dos camiones grandes, echamos a perder un cuarto frío de florería que tenía mi madre, para mantener los cuerpos. Hicimos las autopsias y durante tres días y tres noches cerramos la funeraria. Al cuarto día, el gobierno federal vino y se los llevó en un Termo King”, detalla.
Volviendo al presente, Hinojosa Cantú refiere que el traslado, cremación y entrega de cuerpos de fallecidos por Covid-19 se ha dado de manera ordenada, pues afortunadamente el gobierno del estado, por medio de la Comisión Estatal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Coepris), autoriza la recepción de los fallecidos.
“Nos dicen en qué hospital está el cuerpo, nos pasan una lista con el nombre del fallecido, quiénes son los familiares directos y quién está autorizado para recoger las cenizas. Es un trabajo muy delicado, los cremadores están certificados, tenemos ocho cremadores en el turno de día y cinco de noche”.
Al concluir los trabajos de cremación —asegura—, se sanitiza el área, a la cual sólo su personal puede ingresar con equipo.
Óscar Hinojosa comenta que no ha recibido pago alguno ni por levantar los cuerpos en San Fernando ni por encargarse de cremar a las personas que han fallecido por coronavirus, aunque es algo que no le quita el sueño.
“Lo de los 72 de San Fernando nunca lo quisieron pagar, metimos una factura muy humilde y alguien más la cobró por nosotros, yo lo tomé como un abono, no al Citibank, sino al Celestial Bank”.
Confía en que lo que ha gastado por los servicios que brinda actualmente le serán reembolsados en tiempo de Dios.