Los residentes de la colonia Azteca saben lo que es tener la atención de la opinión pública y los medios de comunicación pues hace un par de años sufrieron una las peores inundaciones de su historia, cuando el nivel del agua subió más de un metro.
Sin embargo, lo que estas personas no entienden, es por qué nadie les hace caso cuando, año con año, viven entre un elemento que, para ellos, es mucho peor que cualquier crecida de agua: el lodo.
Para los residentes de este sector, cualquier lluvia significa el inicio de un calvario en el que ya saben que nunca van a poder tener los pies limpios, un problema que, en honor a la verdad, es la más pequeña de sus preocupaciones.
Esto es porque cada temporada de lluvias, cuando el lodo lo invade todo, estas personas saben que los niños se van a enfermar, los autos se van a descomponer y la calidad de vida en este olvidado sector de Reynosa no va a ser más que una extraña palabra que nadie aquí sabe exactamente lo que significa.
MIEDO A LOS DIAS NUBLADOS
Ubicada a unos metros de la laguna La Escondida, la colonia Azteca ha sufrido con el olvido histórico de autoridades de los tres niveles de gobierno quienes fuera de algunos tímidos apoyos –como lo fue la edificación de banquetas- parece que no se han enterado que existe este sector.
Vivir a unos metros del más grande, contaminado y maloliente cuerpo de agua en Reynosa no ha representado más que problemas para las personas que viven la colonia Azteca.
Cuando hace calor los malos olores, la tierra los mosquitos y otras alimañas ponzoñosas hacen imposible la vida para los residentes de esta zona.
Sin embargo conforme se acerca la temporada de lluvias, la angustia de estas personas se incrementan pues saben que el riesgo de una inundación siempre va a estar presente.
Eduardo Zavala, residente de la calle Mexica y quien tiene ocho años de vivir en esta colonia, expresó que cada año todos esperan lo peor cada vez que se nubla el cielo.
“Aquí nada más se aproxima el mes de julio y estamos esperando que se nos venga el agua, en mi caso al principio si era muy difícil pues mis hijas estaban en la escuela y se les dificultaba la salida”, expresó.
Recordó que ha habido años en que las precipitaciones han sido tan fuertes, que las calles se vuelven ríos inmundos que destruyen todo lo que encuentran a su paso.
“Con una lluvia de dos o tres días aquí se inunda, se desborda el dren y otra vez a empezar el calvario de dónde nos vamos a ir a vivir. Hace dos años el agua llegó casi un metro y nos tuvimos que salir todos, perdimos muchos muebles y en mi caso todavía no me repongo”, dijo.
Zavala explicó que el culpable de estas inundaciones es un canal de riego que se encuentra a unos metros de la colonia, mismo que cuando es rebasado en su capacidad, se desborda provocando la catástrofe.
“Con una lluvia de dos o tres días aquí se inunda, se desborda el dren y otra vez a empezar el calvario de dónde nos vamos a ir a vivir. Hace dos años el agua llegó casi un metro y nos tuvimos que salir todos, perdimos muchos muebles y en mi caso todavía no me repongo”, explicó.
El colono indicó que todos estos problemas podrían evitarse si las autoridades y los residentes del sector tomaran conciencia de lo importante que es mantener el dren limpio.
“Lo que nos hace falta es que cada año vengan y nos limpien el dren que es lo que origina que nos inundemos, también nosotros necesitamos tomar conciencia pues hay personas que tiran mucha basura en el dren y entonces es lo que ocasiona que llegue la temporada de lluvia y estemos en espera de que se nos inunde la colonia”, aseguró.
Sin embargo reconoció que esto suena más a un sueño que una realidad.
“Qué más quisiéramos que todo esto se anticipara, que antes de la temporada de lluvias se arreglaran las calles para que no hubiera charcos, pero sobre todo el dren, que nos lo limpiaran para que ya no haya inundación”, apuntó.
Mientras tanto, quienes no tienen la posibilidad de buscar una casa en otra área menos propensa a las inundaciones, tienen que buscar la forma con la que recuperen todo el patrimonio que pierden cada vez que el agua y el lodo arrasa con lo que encuentran a su paso.
“Hay personas que a lo mejor tienen posibilidades de recuperar lo que perdieron pero otras no y es muy difícil para ellos ver como batallan en temporadas de lluvias, de que llega el mes de julio y ya están pensando ¿qué vamos a hacer?”, se preguntó.
PIES SUCIOS
Año con año, los residentes de esta colonia saben que aunque el agua no suba a niveles catastróficos, su economía va a ser golpeada pues el lodo que aquí todo lo invade, sabe cobrar su cuota.
Prueba de ello son las fallas mecánicas de los autos de los residentes de esta colonia, un problema que se ha convertido en una triste tradición anual, indicó Zavala.
“El mes de julio ya esperamos que el carro empiece a fallar, que el motor de arranque, la pila, los cables, ya empieza el falladero de los carros, obviamente el negocio es para el mecánico pero el lodo es el que origina todas las fallas”, sentenció.
Durante la temporada de lluvias los shorts y las chanclas se convierten en el uniforme obligado de los residentes de la colonia Azteca, pues solamente con esta ropa se puede caminar por unas calles donde el fango y el agua encharcada están presentes en cada rincón.
Para los niños el proceso de buscar el charco menos profundo y el montón de lodo menos alto se convierte en un juego que, ignoran, cada año pone en riesgo su salud.
Zavala indicó estas insalubres condiciones provocan que año con año las enfermedades sean una constante entre la niñez de la colonia.
“Los niños se enferman de la piel. Siempre he oído que los vecinos andan comentando que están enfermos del estómago, se enferman de fiebre y eso es todos los años”, aseguró.
Y aunque intentan evitar en lo posible las infecciones, lograrlo en una colonia como La Azteca se vuelve imposible.
“Es muy difícil porque lo que ocasiona la temporada de lluvias son enfermedades que no las vamos a poder evitar sin unas calles pavimentadas”, lamentó.
Para quienes les tocó vivir en la colonia Azteca, la esperanza de que un día van a poder salir de sus casas son los zapatos limpios de lodo cada vez que llueve es una idea muy lejana.
Mientras tanto, seguirán sorteando enfermedades, miedos a inundaciones y fallas mecánicas en sus autos de la misma forma con la que encuentran el charco menos profundo y el montículo de fango menos alto.
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