Reynosa, Tamps. / Noviembre 24.-
Después de haber laborado más de la mitad de su vida para la Casa de la Cultura de Reynosa, Blanca Delia Campos fue separada abruptamente de su cargo por el patronato de esa institución.
La empleada, quien fungía como administradora desde febrero de 1983, denunció que el 7 de julio pasado se le comunicó que por motivos económicos sería dada de baja de dicha asociación civil, pero que obtendría una remuneración económica por los años que permaneció en servicio.
Ahí mismo le avisaron que recibiría alrededor de 50 mil pesos, cantidad que según especialistas en materia laboral, no corresponde al tiempo que duró en el puesto y a las tareas que desempeñó.
Posteriormente, al emprender un proceso legal ante la Junta de Conciliación y Arbitraje Número 4 de esta ciudad, su defensa consideró que como su caso se trataba de “despido injustificado” debía ser reinstalada en sus funciones.
Fue de esta manera que en compañía de los abogados el 19 de noviembre pasado, Blanca Edelia logró volver a su trabajo, ya que ante los tribunales el patronato de la Casa de la Cultura negó que la hubieran destituido y que podía regresar si así lo quería.
“Llegamos a la institución, nos atendieron muy bien y me dieron mi lugar en el que siempre había estado yo, la computadora…, pero una vez que se terminó la diligencia y se retiraron los abogados de la Junta, la licenciada Haydee Alvarez, quien es la directora, se acercó para decirme que yo no era bien vista en la empresa. Me dijo que tenía que llamarle a mi licenciada para que me retirara, algo que me desconcertó mucho.
“Acto seguido me salgo un escalón fuera de la oficina para hablarle a mi abogada y ella aprovecha que yo estaba afuera y cierra con llave para que ya no pudiera entrar. Después de media hora le ordena al oficial de policía que me sacara y que cerrara las instalaciones”, relató.
Para fortuna de la empleada afectada había testigos que documentaron con fotografías como era “echada” a la calle.
“Es una pena porque yo no creo merecer ese humillante trato. Toda mi vida la entregué ahí. No fui de las personas conflictivas ni de las que dijeran, hoy si voy mañana no voy. Ahí estuve siempre al pie de la letra hasta que llegó Bertha Peña Garza como presidenta del patronato”, indicó.
En la Casa de la Cultura labora una plantilla de 5 personas en el área administrativa, tres en mantenimiento, más los maestros que imparten los talleres de música, danza, teatro y artes plásticas.
“Mi labor era desde atender al público, recibir todos los ingresos, mandar al banco, hacer cheques, hacer los pagos de los maestros, los sueldos de administración, hacer la contabilidad, el balance mensual y anual. Nunca tuve problemas con mi trabajo, siempre fui muy puntual y muy clara”, comentó Blanca Edelia, a quien ni siquiera la dejaron tomar sus pertenencias.
Por lo pronto, esta empleada despedida injustificadamente solicita que su caso sea investigado a fondo y seguir contando con el apoyo del gremio cultural, el cual se ha puesto de su lado.