Reynosa, Tam.- En medio de danzas, aplausos, tristeza llanto y reconocimiento a su entrega a la vida y a sus semejantes, ayer fue despedido el jugador del beisbol amateur que falleció por una bala perdida la tarde del miércoles pasado en un campo de la colonia Constitución.
El redoble de los tambores anunció la partida de quien también fuera danzante, hacia su última morada, pues sus compañeros de grupo así como otros colegas le ofrecieron como tributo danzas alrededor de su féretro, justo cuando estaba a punto de ser bajado a la fosa.
Así fue despedido el danzante, payasito y empleado de una escuala, José Francisco Herrera Favela, de 29 años de edad, quien fue víctima de los daños colaterales de un enfrentamiento armado.
Serían alrededor de las 16:00 horas de ayer cuando familiares, amigos y demás conocidos estuvieron en el cortejo fúnebre, para despedirse de Panchito, como le decían de cariño.
Con globos blancos en la mano, tristes, apesadumbrados, los acompañantes salieron tras el féretro hasta el panteón donde fue despedido el cuerpo.
Acto seguido, más de 200 personas estuvieron presentes en el sitio para decirle adiós “Panchito”, un hombre a quien siempre van a recordar como luchador de la vida, que jamás tiraba la toalla.
Al menos tres microbuses transportaron a los asistentes al panteón, donde además entre ellos estuvieron presentes doce grupos de danza, de las cuales una provenía de la ciudad de Matamoros.
Niños y adultos lloraron su partida
Y como no iban a estar destrozados, pues José Francisco Herrera Favela, falleció de repente, de una manera increíble, fortuita.
Una bala le entró por la sien y le destrozó la cabeza mientras jugaba beisbol en un llano cerca de su casa, producto de un enfrentamiento entre marinos y civiles armados a casi un kilómetro de distancia de donde ellos se encontraban.
En el entierro la madre de Francisco dirigió unas palabras de aliento principalmente al grupo de danza San Judas, que fundó su hijo: “Quiero que le echen ganas y que nunca flaqueen y que sigan adelante, que se entreguen de corazón como un día “Panchito” lo hizo.
La mujer, quien la tarde del miércoles acudió al sitio donde su hijo fue sacrificado agradeció a los presentes por haberla acompañado en su dolor.
“Quiero darle las gracias a todos los presentes por acompañarme, estoy muy orgullosa de mi hijo y de mis tres hijos que ahora se quedan conmigo, se que desde el cielo él nos estará viendo”, dijo quebrando en llanto la madre.
Posteriormente un acto de danzas desfilaron por el féretro, incluso una persona vestida de payaso y un hombre que llevaba un bate de beisbol también llegó a darle el ultimo adiós.
Luego de que rezaron un Ave María y un Padre Nuestro, los restos de la víctima de daño colateral fueron sepultados entre el resonar de los tambores y el llanto de sus seres queridos, amigos y compañeros danzantes.
El ataúd fue enterrado con flores de colores y por un costado se le colocó un bate de color rojo en memoria por el gusto que tenía de practicar el beisbol amateur.
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