Reynosa, Tamaulipas / Junio 1.-
Luchando contra la crisis y sobre todo con la diabetes que fue la causante de la pérdida de sus extremidades inferiores Emilio Narváez de la Ribera es ejemplo de fuerza de voluntad y superación personal, pues a pesar de estar inhabilitado para desempeñar su oficio de albañil, se gana la vida con la venta de artesanías.
Y es que años antes de desarrollar esta enfermedad don Emilio trabajó toda la vida en la construcción de donde sostuvo a su familia por muchos años hasta que por complicaciones de la diabetes sufrió la amputación de sus piernas.
Con todo, el hombre de la tercera edad no se amedrenta y busca ganarse la vida trabajando honestamente con la venta de productos artesanales “Yo era albañil, constructor, ponía pisos y todo eso, pero ya no pude trabajar, ahora me dedico a esto más que nada para no estar ‘de okis’ y tener mi mente ocupada en algo”.
Afuera de la Comisión Federal de Electricidad, se encuentra el entrevistado intentando colocar sus productos entre los usuarios de la dependencia, sin embargo, para mala fortuna, la crisis económica ha ahuyentado a los posibles compradores de sus artesanías “Vendo poco, pero algo que salga de aquí que me ayude a pagar la luz y el agua es ayuda. De enero para acá ya no hay ventas, la gente pasa y se sigue de largo porque prefiere comprar otras cosas”, asegura.
Sin embargo, don Emilio sigue al pie del cañón en sus ventas, luchando día a día para no darse por vencido, buscando consuelo en el trabajo honrado.
“Hay un dicho que me gusta mucho: Para qué quiero las piernas si tengo alas para volar”; primero me deprimí mucho, pero ahora trato de ser productivo y ganar centavos para mí y los míos”, dice.
No es la discapacidad ni las bajas ventas lo que arrancan las lágrimas de don Emilio, más bien el no saber de sus hijos Emilio y José quienes emigraron a Estados Unidos desde hace años y a quienes no ha vuelto a ver, ese es su único deseo “No me quiero ir sin volver a ver a mis hijos que están trabajando en Estados Unidos, yo no quiero nada sólo verlos”.
Cabe destacar que además de ser discapacitado, don Emilio es también una persona de la tercera edad y hasta ahora no ha tenido acceso a ningún programa de ayuda social.
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