Reynosa, Tamps.-
Desde octubre del 2012, don Joel Aparicio es el primero que llega al Centro Hospitalario San José. Es en este lugar donde se le practica una hemodiálisis, procedimiento médico que tiene que realizarse para mantener en funcionamiento sus riñones.
Acompañado de una cobija, la cual porta en una bolsa echa con hilos de polietileno, don Joel se sienta cómodamente en la silla de la recepcionista del lugar, para esperar a que el día no sea tan pesado y pueda entrar al módulo donde le realizaran la hemodiálisis.
Su cita es a las 12:00 del medio día martes, jueves y sábado en el tercer turno, sin embargo este hombre de 64 años de edad se ha caracterizado por su puntualidad y de todos los pacientes es el primero que llega.
Siempre sonriente y amable, don Joel viste una chamarra negra con rayas claras y azules, dice estar contento con la atención que le brindan en el centro. Gracias a ello, comenta, ha logrado salir adelante con su enfermedad.
“Yo estoy muy contento aquí con todos, tanto médicos como enfermeros, todos me han tratado de maravilla”, comentó.
A simple vista el paciente se ve fuerte, con el padecimiento que comenzó hace casi 8 años, incluso estuvo a punto de morir pero afortunadamente salió adelante.
“Me iban a hacer un trasplante de riñón, pero gracias a Dios salí adelante y me dieron de alta, pero hace unos meses volví a recaer. En octubre me operaron y me vi muy mal… Fui a dar la vuelta con el Señor (Dios) pero no me quiso y me regrese otra vez. Aquí estoy echándole ganas”, dijo sonriente el paciente.
Sobre llevar el tratamiento ha sido bastante difícil comenta don Joel, ya que el régimen alimenticio que debe de llevar es muy estricto.
“He tenido que sobrellevar todo. He tenido que hacer dietas y evitar ciertas comidas, todo lo tengo que comer sin sal, sin sabor, sin nada”, dice resignado.
La fortaleza de don Joel ha sido la familia; gracias a ella ha enfrentado la enfermedad. Y es tanto la gratitud que le tiene, que no puede evitar que su voz se entrecorte y sus ojos color azul se llenen de lágrimas.
“El apoyo de la familia… me han apoyado mucho, ahorita estoy viviendo con una prima que ha sido como mi madre”, dice y se le quiebra la voz.
Don Joel dice que esta situación pudo haberse evitado si se hubiera atendido a tiempo, pero por decidia o por vergüenza la fue posponiendo.
“Esta enfermedad me la derivo la próstata; por el machismo de no ir al urólogo. Ya cuando se dieron cuenta de mi situación ya era grave”, señaló.
Por eso pidió a los hombres acudir con el especialista aunque sea una vez al año.
“Yo les pido que se olviden del machismo, que vayan al urólogo a realizarse exámenes, porque esta es una enfermedad que no se la deseo a nadie; si se deja a la decidía puede ser demasiado tarde y es difícil tanto para uno como para la familia”, finalizó.
La plática con Don Joel continuaba, pero tuvo que parar porque llego la hora subirlo a la báscula para que le checaran su peso y después entrar a su sesión de hemodiálisis.
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