Reynosa, Tam.-
Gabriela Paredes, egresada de la Universidad Carlos Septién García Escuela de Periodismo, comparte en exclusiva para Hora Cero lo esencial que es ejercer la docencia desde “el amor y la inspiración”, ya que transmitir motivación e interés a los estudiantes es una tarea muy importante.
Gabriela, quien es conocida en las aulas como “la maestra Gaby”, confiesa que en 1998 comenzó impartiendo clases a sugerencia de un amigo suyo, quien le cedió sus clases de la carrera de Ciencias de la Comunicación y Periodismo en la Universidad del Valle de México en Reynosa.
“Yo di clases a alumnos de preparatoria y de universidad, que son etapas muy diferentes, porque en la preparatoria te relacionas con adolescentes y algunas veces te topas con la rebeldía. En preparatoria daba clases de filosofía y en universidad les daba lo que era expresión escrita, expresión oral y todo lo que tuviera relación con el periodismo”, expresa.
En entrevista, la catedrática de la Universidad Tamaulipeca, confesó que en su momento la filosofía no era de su agrado pero que fue gracias a un maestro de la universidad que se quedaba repasando con ella en las tardes, que logró sentir el amor a la materia de filosofía. Sin esperarlo, aquel maestro fungiría como una inspiración para la maestra Gaby, quien no solamente ha impartido materias de la carrera de comunicación sino también ingeniería, contaduría y hasta medicina.
“Ese maestro que tuve me hizo ver que la filosofía no nada más son letras, sino que es sabiduría de lo que estamos viviendo, porque es la realidad que nos rodea. Le debo mucho a este maestro, a él y a mis maestros de la universidad, porque todos ellos me inspiraron para ser catedrática en una universidad”, recuerda.
Especialmente hoy 15 de mayo, Día del Maestro, Gabriela Paredes revela que tanto alumnos como ex alumnos le llaman para hacerle saber lo agradecidos que están con ella. Algunos le dicen: ‘maestra, gracias a usted he salido adelante en mi profesión’, mientras que otros llegan a preguntarle personalmente cómo se encuentra.
“Como ahorita que he estado delicada de salud, me acaban de hablar unos alumnos y ‘maestra ¿cómo sigue, todo bien?’, y ahí te das cuenta que no solamente dejas de ser un maestro, sino que es ya estar al pendiente de un ser humano”.
Así como los alumnos aprenden desde los conocimientos que imparten los docentes, la maestra Gaby revela que –desde su experiencia– aprende constantemente de sus alumnos. Desde preparar sus clases, adaptarse a las nuevas generaciones y tener la simpatía para desnudar sus conocimientos sobre las materias que incursiona.
“No me voy a quedar con el libro viejo de 1998, tengo que dedicarme día a día a lo que es la enseñanza de la materia que se está dando. Porque el enseñar es un ámbito enorme, no es fácil nada más plantarse enfrente y dictar. Se trata de saber explicar, saberte desenvolver ante el público que son los estudiantes.
-Maestra, ¿usted qué características considera que hacen a un docente un buen maestro?
“El amor a dar clases. Yo no gano la gran millonada en dar clases, yo las doy porque siempre he tenido una gran pasión por dar clases y hasta mi esposo se ha dado cuenta, porque me dice: ‘a ti nada más te dan varias materias y te pones bien feliz’, porque te preparas para dar clases y meditas, investigas; te veo la diferencia con el ánimo y la felicidad. Se trata de tener amor a la docencia, de tener paciencia, dedicación. El querer aprender y nutrirnos a nosotros mismos, estar alertas de los cambios que puede haber en la enseñanza; pero definitivamente es algo que traes desde el corazón”, confiesa.