Reynosa, Tam.-
El amor maternal hace que cada mañana, doña María Leticia Aguilar visite el lugar donde su hijo perdió la vida para ofrecerle una oración y limpiar la cruz que lleva grabado el nombre de su muchacho. La vida para Edgar fue corta, pero el amor de sus seres queridos, especialmente de su señora madre es inmenso.
En la calle Zaragoza de la zona Centro de la ciudad de Reynosa, a un costado de la Casa de Cultura, doña Mari es casi puntual antes de comenzar con sus actividades.
Bajo la sombra de un frondoso árbol, una cadena sujeta una cruz de fierro con una leyenda en letras rojas que dice: “Edgar Alvizo Aguilar, 29/08/1991, 24/01/2024, recuerdo de su esposa e hijas”.
La imagen de San Judas Tadeo por un costado y una ramo de flores en colores azul y amarillo, así como un rosario desgastado que reafirma su fé.
“Vengo todos los días a este lugar donde atropellaron a mi hijo, le vengo a hacer una oración y le limpio sus flores”, refiere con un nudo en la garganta doña Leticia.
Asegura que en vida, su hijo era un joven padre de familia que se dedicaba a vender e instalar papel ahumado (polarizados) a los autos.
La señora de rostro cansado y pelo entrecano, recuerda que su hijo de 32 años de edad, era fanático del futbol, que incluso dirigía un equipo en la colonia Pedro J. Méndez, al sur de Reynosa.
Edgar Alvizo, dejó a su esposa y a tres niñas, una de ellas nació apenas a principios de este mes, por lo que ya no la conoció su extinto vástago, señala doña María Leticia.
La muerte del joven ocurrió el 24 de enero de este año por atropellamiento, cuando un conductor que manejaba en estado de ebriedad se lo llevó de encuentro, en el sitio en donde se dedicaba a instalar el polarizado a los vehículos.
Desde hace más de seis meses, a ese sitio nunca falta la señora Leticia para dejarle llevarle una flor a su hijo, y elevar una oración por su eterno descanso, quien fue captada haciendo limpieza en la cruz.