FOTOS: ESMERALDA RAMOS
El compositor, arreglista y maestro Pepe Ramos tocó para la realeza, presidentes y ministros, pero hasta el final se dedicó a formar nuevas generaciones en lo que fue su vida: la música.
REYNOSA, TAM.-
Si bien la carrera musical del maestro Pepe Ramos lo llevó a recorrer escenarios tan importantes como el Palacio de Bellas Artes, en la Ciudad de México; el Palacio de Buckingham, en Inglaterra; el Estadio Olímpico, en Alemania, y el cabaret Lido de París, en Francia, Reynosa se convirtió en su hogar hasta los últimos días de su vida. Aquí creció y se le dio el último adiós el 5 de junio, entre coronas, ramos de flores, música y canciones.
José Francisco Ramos Reynoso nació en Zacatecas, pero Tamaulipas lo adoptó, y él, la acogió de tal manera que en una de sus tantas giras que realizó a través del mundo, la Caravana Corona por el norte del país, mencionó: “Es muy lindo que en tu tierra te vayan viendo”. Y lo dijo de corazón. Consideraba este tour como uno de los más significativos para él, más aún que sus presentaciones ante la realeza, ministros, presidentes y destacadas personalidades; estar frente a su gente lo llenaba de emoción.
Pepe Ramos perteneció a una familia de músicos, algunos de ellos integrantes de filarmónicas y orquestas reconocidas a nivel mundial. Tenía 72 años de edad el día de su fallecimiento. Casado con Violeta Martínez Gamez, un matrimonio de 46 años. Tuvo tres hijas: Enedina Ramos Padilla, Perla Patricia Ramos Martínez y Esmeralda Ramos Martínez, así como 8 nietos y 11 hermanos.
ÁVANDARO Y LA DIVISIÓN DEL NORTE
A lo largo de su vida recordaba con profunda emoción su participación en el Festival de Avándaro en 1971 con La División del Norte; el teatro Blanquita, el Auditorio Nacional, el Palacio de los Deportes y el Estadio Azteca en México también fueron algunas de las plataformas para darse a conocer a nivel internacional.
Fue mariachi y se jactaba de haber sido uno de los pocos tamaulipecos que lo hicieron con el Mariachi Tecalitlán, además con Amalia Hernández, Olga Breeskin, Lola Beltrán, Eulalio González “El Piporro”, “La prieta linda” y Vicente Fernández.
Como músico tocó para algunos presidentes de México y Estados Unidos, como fueron Adolfo López Mateos y John F. Kennedy. En el camino tuvo el gusto de conocer al rey Hussein, de Jordania.
Inició tocando el tololoche, continuó, entre otros, con la guitarra, el violín, el trombón y la trompeta, la cual dejó de tocarla cuando le diagnosticaron enfisema pulmonar.
¿Y quién no llegó a escuchar en una fiesta o en un evento a la Orquesta Sección 72 de Pepe Ramos?
Creada en 1990 todavía el año pasado tuvo una presentación.
Alrededor de 16 músicos la conformaban y, por supuesto, él la dirigía.
“Hasta tocaban por puro gusto. Ellos llevaban arreglos que interpretaban en ese mismo momento, ya que son músicos de primera línea, lectores de primera intención. Nada más ponían el papel y a tocar, como si hubieran ensayado toda la vida”, explicó Esmeralda, quien no descarta la posibilidad de hacer un libro de la vida y obra de su padre.
MÁS DE 60 AÑOS EN LA MÚSICA.
Desde los 6 años comenzó a estudiar música, a los 8 ya formaba parte de la banda municipal de Genaro Calera Licón y hasta los últimos días de su vida se mantuvo activo: impartía clases de violín en el IRCA. Incluso en esta cuarentena estuvo trabajando en casa.
Más de 60 años en la música y 40 años como profesor.
Fue docente en la escuela Guadalupe Mainero, en Díaz Ordaz y después en la primaria Felipe Carrillo Puerto. Como promotor de estudiantinas ganó más de 30 primeros lugares con la interpretación del Himno Nacional.
En la dinastía Ramos él pertenece a la quinta generación de músicos, aunque la séptima ya empieza a abrirse las puertas en esta disciplina.
En una de las tantas entrevistas que se le hicieron, recordó que su padre Manuel Ramos Zamora fue un gran maestro de música, y es quien sembró en la familia la semilla de la música.
PROYECTOS EN PAUSA
Durante una entrevista, su hija Esmeralda Ramos reconoce que su padre les hereda un gran compromiso, pues tenía muchos proyectos a punto de echar andar.
“Me queda claro el menudo paquete que nos ha dejado: darle seguimiento a sus proyectos y perpetuar el legado”, señaló.
De manera independiente continuó haciendo arreglos para algunos mariachis, incluso con “Tierra Brava de Reynosa” don Pepe fungió como su coach con la idea de mejorar su calidad.
“Él estaba como asesor en ciertos proyectos, ya se daba el lujo de escogerlos”, comentó.
Debido a la cuarentena en casa, las redes sociales se aprovecharon para dar difusión a videos de todo tipo, así que la familia Ramos lo vio también como una oportunidad. Manuel Zobi, uno de los miembros de esta dinastía, se ha dado a la tarea de editar videos con la participación de músicos a nivel nacional e internacional, para compartir en esta pandemia.
Mencionó Esmeralda que entre éstos se grabó uno en el que su papá acompaña en la guitarra al tenor mexicano Fernando de la Mora.
También, dijo, estaban por concluir otro video con la idea de compartir una pieza de Nicolò Paganini en Facebook y YouTube, donde cada uno de los hermanos Ramos tendrán una participación especial.
Aclaró Esmeralda que inicialmente se trataba de un proyecto familiar, pero debido al fallecimiento de su padre será considerado una forma de rendirle homenaje.
También se quedó detenida su última grabación en violín, hacer un trío como tributo a los grandes compositores mexicanos, compartir los valses del recuerdo e integrar un mariachi monumental juvenil.
Además de compositor y arreglista tocaba todos los instrumento del mariachi. Grabarlo tocando los 28 instrumentos fue otra de las cosas que no se pudieron concretar, así como establecer las noches bohemias para darle vida al kiosko de una de la plazas públicas más emblemáticas de Reynosa (en plática con el artista Artemio Guerra).
EL SUEÑO DE UNA BANDA
Sobre el interés de tener una banda municipal, señaló Esmeralda que se quedaron en el cajón muchos de los arreglos que hizo con este propósito, por lo que está interesada en iniciar una hemeroteca con todo su repertorio.
Solo por mencionar: 30 valses de su autoría, entre otros un son jalisciense grabado con el Mariachi Tolteca de Juan Lira, el danzón “Atardecer reynosense” (que muy probablemente sea grabado por Acerina y su danzonera) y el paso doble “Reynosa de mis amores”.
“Presumía mucho el vals concierto de ‘Minita’ grabado por la dinastía Ramos, estrenado en la Ciudad de México en un importante recinto cultural”, refirió.
SUS ÚLTIMAS HORAS
Hace 18 años le diagnosticaron enfisema pulmonar, una condición que le causaba dificultad para respirar, y por lo que fue dejando de tocar la trompeta, su instrumento favorito.
Y fue esa enfermedad la que el 4 de junio llevó hasta el hospital al músico, compositor, arreglista y maestro Pepe Ramos, después de una noche crítica. Alrededor de ocho médicos y enfermeras lograron reanimarlo del primer paro cardíaco, pero el segundo no lo resistió.
Conmovida y triste, pero halagada por todas las muestras de cariño que ha recibido su padre y el legado musical que hereda, Esmeralda Ramos Martínez señaló que eran tantos los proyectos musicales que tenía en puerta que jamás hubieran imaginado que llegaría el momento de su partida.
“ESTOY LISTO”
“Tu papá pasó muy mala noche”, le dijo a su hija doña Violeta Martínez Gamez.
Esmeralda recordó que le avisó su mamá como a las siete de la mañana, y sin perder el tiempo corrió a la recámara de su padre.
“Estaba sentado a la orilla de la cama, con sus bracitos puestos arriba de una mesita de noche, y no se quería mover. Papá vámonos al hospital”, le pidió Esmeralda, pero él se rehusaba.
Debido a las restricciones por el Covid19, se preguntaba dónde lo llevaría. En el Issste no había servicio de urgencias, el Hospital General al parecer estaba clausurado y el Materno consideraba que no era el adecuado.
“Espérate porque no puedo respirar”, le repetía don Pepe ante su insistencia.
Desesperada tomó la decisión de que lo atendieran en el Christus Muguerza, donde la última doctora que lo consultó fue una neumóloga de este hospital.
“Tardamos cuatro horas en poderlo sacar de la casa… no me muevan, no me muevan, me va a dar otra crisis y no la voy a aguantar”, les pedía.
Pero Esmeralda solo quería que recibiera atención médica.
“Papacito de mi vida, como un bebé, déjese caer, aquí estamos con usted. Voy a traer la ambulancia”, persistía.
El dolor de la enfermedad era grande, pero más el temor de don Pepe de quedarse solo.
“Papá, por favor. Estaremos con usted todo el tiempo”, le aseguró.
La respuesta que tanto esperaban escuchar por fin la pronunció don Pepe: “Está bien. Ahora sí, llévenme”.
Apenas lo bajaron de la camioneta se desvaneció y fue cuando le dio el primer infarto al corazón.
El hospital se puso en código rojo y lo atendieron de inmediato, pero al segundo paro no sobrevivió.
Sin embargo, y como si lo presintiera, antes de quedar inconsciente les dijo: “Ya estoy listo. Que sea la voluntad de Dios, así sea”.
Y rodeado de su familia, de sus hijas, de sus nietos, de su esposa que estuvo en cuerpo y alma a su lado todo el tiempo, se despidió de ellos.
“Nunca se quedó solo, siempre estuvo acompañado, y esa es la mayor satisfacción que tenemos. Oramos para que se sintiera reconfortado, con paz… Y lo tomamos de la mano”, expresó Esmeralda.
SE FUE SINTIÉNDOSE AMADO
Las muestras de cariño han sido muchas; tantas que ni siquiera han podido agradecerle a todas las personas sus atenciones.
Han recibido decenas de condolencias, coronas y ramos de flores de directivos de instituciones culturales, maestros, alumnos, la doctora Maki Ortíz, las estudiantinas que dirigió por 30 años, aquellos que de alguna u otra forma convivieron con él, incluso hasta de los miembros de la Filarmónica Nacional.
Entre el pesar de su partida, Esmeralda contó una anécdota que le sacó las lágrimas: “Mi papá tenía su carácter, era un hombre recio, no era una perita en dulce. Y cuando se desesperaba a nosotros (sus hijos) nos decía hasta de lo que nos íbamos a morir, pero cuando empezó a dar clases tuvo que moderar su lenguaje”.
Mencionó que a sus alumnos cuando lo desesperaban, de cariño y con una frase que lo distinguió hasta el final, les decía: “entiende animal con patas”.
“No te exagero, llegó una coronota enorme en representación de las generaciones de las estudiantinas que él formó, con un listón en el que se escribía: ‘Animal con patas’. Me causó ternura, porque ellos sabían que no era por ofenderlos sino para hacerlos entender que debían poner atención”, justificó.
Reiteró que era tan enérgico, que como jurado en los concursos de interpretación del Himno Nacional Mexicano, al momento de dar a conocer a los ganadores se mantenía callado, permitiéndoles a los jueces deliberar.
“…Y al final se levantaba y les decía: ‘En mi opinión, que no es humilde, están pero bien mal. El cuarto lugar, para mí deber es el primero; el tercero, el segundo, y el primero no sé qué hace ahí. Y si alguien de ustedes tiene algo en contra qué decir, pues dígnalo”, recordó.
UN HOMBRE DEL PUEBLO
Durante el velorio de José Francisco Ramos Reynoso, su nombre de pila, debido a la contingencia por el Coronavirus la familia tuvo que sujetarse a las restricciones implementadas. Solo permanecían en la capilla 20 personas y no más de 15 minutos para que otras tuvieran la oportunidad también de darle el adiós al maestro.
“Mi papá era del pueblo y para el pueblo. No podíamos negarles esta oportunidad. Lo velamos por toda la gente que lo quería, por todos sus compañeros que pedían un momento para despedirse de él. Hubo hasta quienes cantaron y tocaron en su honor. La música no podía faltar.
“Se veló el día 5 de junio al mediodía y se cremó las 7 de la tarde, tal como fue su última voluntad”, informó Esmeralda.
DESCANSE EN PAZ
Minutos después de su deceso, el Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes (IRCA), publicaba: “Descanse en paz el maestro José Francisco Ramos Reynoso. Su presencia impulsó siempre el conocimiento artístico musical; su ausencia nos mostrará el florecimiento de lo mucho que sembró.
Para su hija Esmeralda fue un “músico de cantina”, que llegó hasta el Conservatorio Nacional de Música dejando un legado que jamás habrá de olvidarse.
FRASES
“Pepe Ramos es sin duda el mejor músico de Reynosa, tocaba magistralmente el violín y la trompeta, ademas de la guitarra guitarrón, piano y varios más. Director de una gran orquesta que se presentaba en grandes escenarios. Como ser humano era un hombre de gran corazón, siempre dispuesto a ayudar” .
Wayo Roux, músico y cantante.
“La trayectoria del maestro es muy extensa en su aportación a la cultura. Es muy conocida en su trinchera la música; la abrazó con gran pasión, y su generosa participación en la docencia forjando nuevos valores. Sin duda la ausencia del maestro deja un hueco, pero sin embargo queda el legado de este gran personaje para la cultura tamaulipeca”.
Artemio Guerra, artista plástico y escultor.
“Haberlo conocido en su faceta de músico y maestro fue un privilegio, ya que su presencia impulsó siempre el conocimiento artístico musical, y su ausencia nos mostrará el florecimiento de lo mucho que sembró”.
José Luis Hernández Garza, director del Instituto Reynosense para la Cultura y las Artes.