Pertenecía a Rene Guyard y es el más antiguo del que se tiene registro. Data de la segunda mitad del siglo XIX y estaba donde actualmente se encuentra el tradicional Mission Bar
Reynosa, Tam.-
De acuerdo con el antropólogo e historiador por la Universidad de Texas en Austin, Martín Salinas Rivera, la historia de los bares en Reynosa se remonta a la segunda mitad del siglo XIX y fue un extranjero quien lo abrió en la esquina de las calles Morelos y Benito Juárez.
Sin embargo, la pulpería (como así se le denominaba) no solamente era un sitio para la convivencia social y venta de bebidas alcohólicas, sino también fue una tienda donde los pocos habitantes de la villa de Reynosa se abastecían de implementos domésticos y del campo.
“Era un lugar donde concurrían para tomar, platicar y comprar otras cosas de la casa o el trabajo”, describe el también cronista municipal de Reynosa.
Menciona que el testamento del francés Rene Guyard ilustra la historia de los bares en Reynosa, pues fue éste quien construyó el edificio.
“Guyard fue un personaje de la época que tenía su negocio donde está el Mission Bar. Él llegó alrededor de 1840 y puso su local ahí.
“Dentro de la tienda existían estos lugares a los que les decían pulperías. Tenían la función de que no solamente vendían telas o artículos para el campo, sino también se contaba con este espacio donde podías tomar y platicar con la gente. Eso es muy del siglo XIX. Pulpería es un término de esa época, conocido aquí y en todo México”, refiere.
ACERVO HISTÓRICO
Martín Salinas Rivera explica que en las estadísticas de Reynosa se acostumbró desde un principio a elaborar registros. Estos vienen desde el comienzo del siglo XIX, pero fue hasta la segunda mitad cuando comenzaron a aparecer las pulperías.
“Ahí viene la clasificación, panaderías, sastrerías, y todo lo demás. Luego empiezan a llegar los bares. La Pulpería de Guyard era la concurrencia del pueblo y además tenían bebida”, agrega.
–¿En aquel entonces qué era lo que consumía la gente?
“En la tienda esa se sabe desde licores muy finos hasta de caña, porque está todo el inventario, dentro de las que destacan cosas increíbles. Rifles, parque. El arqueo se encuentra en el testamento de Rene Guyard, que está en resguardo del Archivo Municipal de Reynosa.
“Fue un personaje que vino de Francia y al último falleció antes de que arribara el imperio francés. Él es el que hace la construcción del Mission y menciona la cantidad de cuartos que tenía, sótano y otras habitaciones”.
Detalla el entrevistado que por el lado norte existía otro establecimiento de abarrotes muy grande para la época, pero no se sabe a ciencia cierta si tenía o no pulpería. Guyard en sí, era el que tenía una de las mayores demandas en accesorios y manejaba un importante capital.
“En este caso la ley de extranjeros les permitía heredar y manejaban una cantidad muy importante de dinero, en oro y plata. El señor prestaba dinero. Era más que un Wal-Mart”, dice sonriendo.
Después hubo otros bares ahí en el mismo edificio. El Montecarlo, por ejemplo y al final el Mission. Ese terreno, es muy curioso, porque la propiedad está en una esquina.
“Hay una foto ahí tomada en 1913 por Glen, un fotógrafo americano de la época, cuando vino a tomar el evento de la Revolución, el 10 de mayo y se subió al campanario”, comenta por su lado el señor Arnoldo Gárate, director del recinto municipal.
AL ESTILO AMERICANO
La costumbre de colocar nombres extranjeros a los establecimientos del primer cuadro de la ciudad era por la afluencia del turismo que comenzaba a llegar a Reynosa, en la “Época de la Prohibición” del licor en Estados Unidos.
De ahí que actualmente uno de los bares tradicionales de Reynosa lleve el nombre de Mission, donde estuvo precisamente la pulpería de Guyard, siendo el establecimiento expendedor de bebidas alcohólicas con más antigüedad.
“A los bares de Reynosa le ponían puros nombres raros. Estaba el Río Grande Salon, en donde está Coppel. También estuvo El Meca Bar. El Valle Salón, por la época de la prohibición el Crystal Palace. Ahí es donde comienza el turismo, en el Centro”, indica.
Y añade que en la consecución de los hechos, después de Guyard, quien no tuvo descendencia, esa esquina pasó en propiedad a Esiquio González. El lugar fue desde el inicio un centro donde también iban los trabajadores de la presidencia y el cabildo.
“Se iban a echar sus refrescadas y hasta la fecha sigue el Mission”, dice Salinas Rivera sonriendo.
De los restos de Guyard el antropólogo explicó que se sigue investigando su paradero, pero lo cierto es que hasta el día de hoy la construcción, que es muy antigua, se mantiene en pie. Las paredes muy anchas de sillar. Reynosa se construyó con esta piedra caliza y con ladrillo. Y dentro se siguen sirviendo copas y los visitantes echándose sus tragos…