Por Gerardo Ramos Minor y José Manuel Meza
Los cientos de residentes de las áreas de alto riesgo de Reynosa, refugiados en los albergues instalados por la Secretaría de la Defensa Nacional, el gobierno del Estado y el Ayuntamiento de Reynosa, viven entre un incómodo confort.
Es cierto, están secos, tienen comida caliente y medicinas y los niños pueden jugar con la tranquilidad de que no están en peligro, sin embargo también saben que mañana, cuando “Dolly” se haya ido, van a encontrar que han perdido todo lo que tienen.
María Guadalupe Ramírez, residente de la colonia Ferrocarril Poniente, ya se considera una experta de la sobrevivencia, pues esta es la terca ocasión en que tiene que acudir a un albergue y la tercera vez que pierde todo… menos la esperanza.
“Con que mi marido y yo estemos bien ya es ganancia, pues uno se puede poner a trabajar y volvemos a comprar las cosas poco a poco, ya van tres veces que me quedo sin nada y esta es la tercera ocasión en la que me quedó en un albergue”, mencionó.
Para las personas que se encontraban refugiadas en la víspera de la llegada de “Dolly” a Reynosa, estar en un lugar seco es una bendición, aunque solo hayan podido cargar con unos bultos de ropa, un viejo ventilador y los cinco nietos, como lo hizo Rosa Arabuz Rodríguez, residente de la colonia Arco Iris.
Esta abuela, que teje para pasar las largas horas que sabe que va a estar dentro del refugio, indicó que no tiene dinero para irse a vivir a una colonia con menos posibilidades de sufrir inundaciones.
Por eso, cuando fueron por ella para llevarla a un lugar seguro, apenas tuvo tiempo de cargar su ropa, los documentos de valor, un ventilador eléctrico y a sus nietos.
Todo lo demás, lo sabe, lo ha perdido con las lluvias.
Pero no todos sienten que viven una tragedia. Están los niños que ajenos a la catástrofe encuentran la manera de divertirse en el albergue o personas como Carlos Ibarra, de 70 años de edad, quien necesita con urgencia atención médica especializada para su pie derecho, destruido por la diabetes.
Y aunque ya tiene atención médica, comida caliente y un techo donde poder refugiarse, lamentó que nadie ha querido ayudarlo en su enfermedad.
“Nadie me quiere ayudar, fui al Seguro Social y me corrieron, fui al Hospital General y no me hicieron caso porque no tengo dinero”, indicó.
Para este hombre, la lesión que le obliga a usar una muleta para caminar y que actualmente está en carne viva, ha sido la peor experiencia de su vida.
“Ya me mocharon un pie y después de eso me corrieron de mi trabajo y de la casa donde vivía porque no tenía para pagar, ahorita no tengo casa”, se lamentó.
Hoy que “Dolly” se fue y la mayor parte de la ciudad logró resistir sus embates, las personas que se encuentran en los albergues saben que van a regresar a la triste realidad de rescatar lo poco que les queda para tratar de reconstruir sus vidas… por lo menos hasta las próximas lluvias.
TEMIAN PERDER SUS PERTENENCIAS
Este jueves Reynosa y Matamoros amanecieron con miles de damnificados a causa del huracán ‘Dolly’, que tocó tierra la mañana del miércoles, pero cuyos efectos continúan hasta el día de hoy.
Niños, amas de casa y ancianos principalmente, reciben los alimentos que una cuadrilla de elementos del Ejercitó Mexicano preparan para solventar esa necesidad, mientras la situación vuelve a la normalidad y puedan regresar a sus hogares.
María González, vecina del poblado Las Higuerillas, relató que el techo su vivienda se precipitó por los fuertes vientos del meteoro. Eso la llevó a aceptar ser evacuada por las autoridades de Protección Civil de Matamoros hacia el centro de convenciones Mundo Nuevo.
“El temor era dejar nuestras pertenencias porque allá (en la costa) se quedó gente que se dedica a robar, pero la vida no retoña y a fin de cuentas lo material se puede recuperar”, apreció.
Como la de ella, en los albergues de estas ciudades del noreste mexicano las historias son muy parecidas.
No hay que olvidar que en Reynosa también se sintió fuerte ‘Dolly’, con rachas de vientos superiores a los 120 kilómetros por hora, de acuerdo a los Servicios Meteorológicos.
Actualmente la situación es de calma, pero la gran mayoría de las personas damnificadas aún no pueden retornar a sus domicilios, pues algunas colonias terminaron inundadas.
Aún se esperan lluvias desde Matamoros a Miguel Alemán y también del lado texano. Se le recomienda a la población que mantenga la calma y a quienes tienen posibilidades hagan llegar apoyos a los refugios establecidos por los gobiernos municipales de estas fronterizas comunidades.
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